Alguien estaba tan cansado de la lentitud de Windows 11 que rastreó su código y encontró un detalle que lo explica todo

Publicado el 22/05/2025 por Diario Tecnología
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Alguien estaba tan cansado de la lentitud de Windows 11 que rastreó su código y encontró un detalle que lo explica todo

Desde el lanzamiento de Windows 11, una de las críticas más recurrentes ha sido su aparente mayor lentitud respecto a versiones anteriores. Muchos usuarios coinciden en que Windows 10 ofrecía una experiencia más fluida, y no parece tratarse solo de una cuestión subjetiva o estética. Un reciente análisis en vídeo ha profundizado en este asunto, proporcionando una explicación técnica más allá de las animaciones del sistema.

El vídeo arranca mostrando la lentitud de tareas simples, como abrir el menú contextual en el Administrador de tareas, algo que se percibe como torpe incluso en equipos modernos. Si bien es posible desactivar las animaciones del sistema, esta no es una solución definitiva ni resuelve el problema en todos los casos.

XML y XAML como 'responsables' de tener una baja fluidez

La investigación apunta directamente a dos tecnologías específicas: las XML Islands y el Lenguaje de Marcado de Aplicaciones Extensibles (XAML). Ambas fueron introducidas por Microsoft para facilitar la creación de interfaces modernas dentro de la Plataforma Universal de Windows (UWP) y en aplicaciones Win32.

Por un lado, XAML —un lenguaje basado en XML— permite separar la lógica de la aplicación del diseño de la interfaz, lo que agiliza el desarrollo. Las XML Islands, por su parte, permiten insertar componentes XAML dentro de aplicaciones clásicas, pero el precio a pagar es una mayor complejidad en el renderizado y, en consecuencia, una menor fluidez en tareas sencillas.

En teoría, una de las soluciones debería ser la aceleración por hardware mediante GPU, pero en la práctica esto no siempre funciona como se espera. Muchas veces, los sistemas priorizan el ahorro energético y delegan tareas de renderizado en la gráfica integrada, lo que reduce el rendimiento. Además, tareas muy simples no sacan partido del potencial de la GPU, lo que puede provocar una experiencia más lenta.

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Un ejemplo claro es el propio Administrador de tareas de Windows 11, que usa XAML para su interfaz. Según se muestra en el vídeo, incluso con las animaciones desactivadas, requiere más ciclos de renderizado que en versiones anteriores.

Otro foco del análisis es el menú contextual del escritorio. Comparando el menú moderno de Windows 11 con el clásico (que aún se puede activar vía registro), se observa que este último es significativamente más rápido. Además, el nuevo menú consume más recursos tanto de CPU como de GPU, algo difícil de justificar para una tarea tan básica.

Para ilustrar esta paradoja, el autor del vídeo usa un símil muy acertado: usar una GPU para renderizar un menú es como usar un coche para recorrer una distancia que podrías hacer más rápido en bicicleta. La carga inicial de recursos que requiere la GPU ralentiza acciones que, en versiones anteriores, eran prácticamente instantáneas.

En definitiva, aunque la intención de Microsoft es modernizar y unificar la experiencia visual de Windows, el uso de tecnologías como XAML o las XML Islands puede sacrificar la fluidez en favor de una estética más coherente. Este tipo de decisiones reavivan el debate entre innovación visual y rendimiento: si algo tan simple como abrir un menú contextual se siente más lento que en Windows 10, tal vez es hora de replantear la optimización de estas tecnologías.

Imágenes | Sunrise King Surface

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