Stella Li, vicepresidenta de BYD: "En cinco años seremos uno de los tres principales fabricantes del mundo, estoy convencida"

Publicado el 01/07/2025 por Diario Tecnología
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Stella Li, vicepresidenta de BYD: "En cinco años seremos uno de los tres principales fabricantes del mundo, estoy convencida"

Gira el autobús y enfrenta una enorme puerta de aspecto industrial. Dos entradas controladas por una garita bajo una estructura gris rematada en su zona superior con tres letras y la explicación de las mismas con hanzis (los caracteres chinos que le dan nombre).

El autobús toma diversas calles, gira a izquierda y derecha. Finalmente, toma un último giro y nos deja bajo un espacio techado. A nuestra izquierda, una enorme escalinata custodiada por dos gigantescos leones custodiada por una inmensa y solitaria explanada. Al fondo se dibujan cinco edificios que con su altura, de no menos de 30 pisos, rompen con la llanura de la plaza.

A nuestra derecha, la puerta de entrada a un hall inmenso tras el que se esconden las demostraciones de algunas de las tecnologías más punteras del mercado del automóvil chino. Sí, ese que está llegando a Europa y que aspira a convertirse en referente.

Nos lo dejará claro Stella Li, vicepresidenta de BYD. Preguntamos qué espera de la compañía en el próximo lustro, qué será de ellos pasados cinco años. Mira con la decisión con la que enfrenta cualqiuer pregunta que se le haga: “seremos uno de los tres principales fabricantes del mundo. Estoy convencida”.

Una carrera meteórica

La imagen que proyecta la sede central de BYD en Shenzhen (China) es la misma que la que desprende buena parte de la ciudad. La inmensidad de las plazas de reminiscencias soviéticas se mezclan con gigantescos rascacielos de aspecto algo decadente en su envoltorio pero que, sin duda, acogen en su interior los engranajes que mueven la ultimísima tecnología del país.

Los engranajes son humanos que viven en estos edificios. Más de 17 millones de personas que empujan para hacer de Shenzhen una megaciudad que bebe de un pasado de aspecto claramente comunista y que ahora vive de un capitalismo salvaje que permea todos los rincones.

Es la ciudad de los centros comerciales llenos de tiendas de falsificaciones ultrarrealistas pero también la de los rascacielos que juguetean con romper tu cuello, inmensas sedes de bancos chinos, y decenas de rascacielos que se lanzan a una orgía de de luces, colores y música tres veces al día para demostrar al mundo que tienen la fuerza suficiente para vestir sus edificios de paneles LED y ponerlos a bailar al ritmo que ellos mismos desean.

El ritmo de los engranajes que se esconden bajo estas últimas moles acristaladas están claros: dinero y tecnología.

Byd Sede

Cruzar las enormes puertas acristaladas de la sede de BYD ya nos da una idea de lo que vamos a encontrar en su interior. Junto al mármol y columnas que no parecen terminar nunca, dos coches están partidos por la mitad, dejando entrever la plataforma y todo el listado de componentes que BYD fabrica en una integración vertical, gran parte de su éxito.

Y es que de las baterías que empezaron a fabricar en 1994, año en el que se fundó la compañía, se ha pasado a un gigante que ya ha fabricado más de 10 millones de vehículos, que superó los cuatro millones de coches producidos en solo un año en 2024 y que es mucho más que eso. Es una empresa que también fabrica vehículos de lujo, vagones de metro, autobuses y una enorme amalgama de componentes para ellos, desde las baterías a los semiconductores o las bombas de calor.

“Nuestro enfoque integral en la producción y las baterías nos dan una ventaja competitiva única. Esperamos tener una presencia sólida en todos los continentes, con Europa como uno de nuestros mercados prioritarios”, nos recalca Stella Li que sabe a dónde queremos ir a parar con aquella pregunta de dónde estarán en los próximos cinco años.

Esa integración vertical es todo lo que nos quieren enseñar en nuestra visita a las sedes centrales. Comienza con una miniturización de la fábrica. El clásico juego de trenes en miniatura lo conforman los raíles por los que se mueven los vehículos que trasladan las puertas y otras partes del chasis.

Lo veremos con nuestros propios ojos al día siguiente pero nos iremos haciendo una idea de cómo chasis y conjunto mecánico se casan para dar salida al final de la línea a un pequeño YangWang U8 en miniatura, el enorme SUV de más de cinco metros que es capaz de flotar sobre el agua.

Más adelante, al final de la propia visita, tendremos oportunidad de subirnos a uno y comprobar el máximo lujo que propone BYD. Vehículos tan excesivos como bien terminados, rematados con materiales que encajan con la precisión de las mejores modelos del mercado. Y con las excentricidades propias de los reclamos del mercado chino, como el aparcamiento para drones que lleva sobre el techo uno de los vehículos aparcados en la entrada.

Hemos entrado por su pasado, saldremos por su futuro. Entre otros, la carga de 1 MW para coches eléctricos, una tecnología que BYD ya tiene disponible en dos coches, pero que, nos reconoce Stella Li, está pensado sobre todo para camiones y flotas de coches.

En directo, el sistema abruma, conectando al mismo coche dos mangueras que aportan 500 kW cada una. La gran ventaja, además, es que si el coche no admite este tipo de carga, el surtidor puede nutrir a dos coches a un máximo de 500 kW, potencias con las que de momento ni soñamos en España. De momento, pondrán algo más de 4.000 puntos en la calle.

Byd Patentes Todas las patentes de BYD

Estábamos avisados

La estrategia se sustenta en pilares de todo tipo: una variedad enorme de productos que pareciera canibalizarse, tecnología propia sostenida por una variedad casi inconcebible de patentes y una actitud rompedora ante los designios del mercado en el que se conjuga un enorme equipamiento y precios bajos.

Esa retaíla de patentes se muestra orgullosa a lo largo de toda una pared que bien podría medir 20 metros. De arriba a abajo, alicatada con los certificados de cada una de ellas. Están, por supuesto, las que permitieron a BYD crear baterías LFP que, nos muestran orgullosos, pueden ser atravesadas por un clavo y no arder en el proceso. La NCM que enfrenta la misma prueba a su derecha no corre la misma suerte. Un fogonazo sacude la sala y el calor de la explosión se deja sentir incluso al otro lado del cristal.

La seguridad puesta a prueba. “La seguridad debe ser para todos”. Para Stella Li, “nuestro negocio contempla otras vías para la rentabilidad”. De lo que ahora habla la vicepresidenta de BYD es del Ojo de Dios, un sistema que también hemos probado en nuestro viaje, que se plantea como el gran game changer de la marca.

La compañía anunció recientemente que su Ojo de Dios, el sistema de conducción autónoma de la empresa, estará disponible en todos sus coches de serie. Lo que ha sido hasta ahora uno de los principales extra de equipamiento en los vehículos y un espacio acotado a los vehículos de mayor coste, BYD lo pone en la calle en un coche que, al cambio directo, apenas cuesta 9.000 euros.

“Somos absolutamente transparentes. Nuestros precios aquí y en Europa son resultado de nuestra estrategia. Puede parecer agresiva, pero es una apuesta por penetrar en el mercado con fuerza”, apunta Li cuando es preguntada por la capacidad de BYD para poder sostener este ritmo con el paso del tiempo.

De hecho, visto lo visto en uno de los concesionarios que la marca tiene repartidos por China, pareciera que la estrategia europea es solo un juego de niños. Como demostración, coches eléctricos por poco más de 12.000 euros al cambio directo. Una berlina híbrida enchufable que no llegaba a los 10.000 euros. Y en la pared, observando todo, una foto de familia con el rostro de todos los empleados.

Byd Concesionario Berlina Esta berlina eléctrica de gran tamaño y con capacidades avanzadas de asistencia a laa conducción cuesta 14.000 euros

“Enhorabuena, le ha tocado una aspiradora”, le dicen a uno de nuestros compañeros cuando rompe un huevo. En la entrega de cada coche se realiza una ceremonia que recalca lo trascendental del momento, la importancia del evento. Si es una mujer se le viste el coche de flores. Si es un hombre, rompe un huevo mientras un trabajador toca un enorme timbal.

El huevo esconde un pequeño regalo que acompaña al vehículo. Lo que en Europa son las clásicas alfombrillas que entregaban los concesionarios casi mostrando cierta condescendencia, aquí es una parte de la fiesta de la entrega de un nuevo coche.

Conservadurismo y progreso bajo el mismo techo.

El conservadurismo que llevó a BYD a seguir trabajando allí donde nacieron, las baterías. El progreso que los ha convertido en líderes indiscutibles de vehículos de nueva energía, aspirando a producir 5,5 millones de vehículos este año. Parece que la quinta plaza como mayor fabricante del mundo quedará atrás.

Por el momento, BYD ya es un gigante con más de 100 fábricas en China, 60.000 patentes, un millón de trabajadores de los que más 100.000 empleados son ingenieros.

“No tengo una cifra concreta de hasta dónde podemos llegar pero queremos ser uno de los tres principales fabricantes del mundo”.

Son palabras de Stella Li.

Estábamos avisados.

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