Reino Unido será solo el primer cliente. España levanta un coloso en Galicia para construir barcos de guerra como churros

Publicado el 24/09/2025 por Diario Tecnología
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Reino Unido será solo el primer cliente. España levanta un coloso en Galicia para construir barcos de guerra como churros

Si bien España no cuenta con cazas F-35, en breve sí lo hará con lo que será motivo de orgullo para la nación: la fragata Bonifaz, primera de la clase F110, cuya botadura tuvo lugar en los astilleros de Navantia en Ferrol. De hecho, a Navantia le ha llegado un encargo que la va a situar en el escaparate mundial como constructora de referencia: Reino Unido le ha pedido que le haga su próxima fragata. De fondo: un plan para convertirse en la élite del sector.

Un hito naval de España. Navantia está llevando a cabo en Ferrol la mayor inversión de los últimos cien años en un astillero en España: la creación de la Fábrica Digital de Bloques (FDB) concebida para situar la construcción naval militar en la vanguardia tecnológica mundial. 

Con un presupuesto de 110 millones de euros, una superficie de 45.000 metros cuadrados, 500 metros de longitud y 90 de ancho, la planta duplicará la capacidad productiva del astillero gallego y marcará el paso definitivo hacia el modelo de Astillero 4.0, donde la automatización, la inteligencia artificial y la robotización serán protagonistas. 

El día. Su inauguración está prevista para el primer trimestre de 2026, tras un proceso de construcción que se inició en marzo de 2024 y que ha incluido la creación de un gemelo digital para monitorizar en tiempo real el avance de las obras, controlar desviaciones de costes y anticipar fallos.

Capacidad productiva inédita. La nueva factoría permitirá a Navantia fabricar en tan solo un año los bloques equivalentes a un portaaeronaves como el Juan Carlos I, dos fragatas F-110, cuatro corbetas europeas EPC, cuatro Buques de Acción Marítima (BAM) o hasta dos Buques de Aprovisionamiento en Combate (BAC), además de buques de apoyo logístico como los FSS que ya produce para la Royal Navy

En términos prácticos, la planta podrá generar de manera simultánea los bloques de dos fragatas, con una cadencia de producción de una sección cada diez días (unas 26 al año), lo que reducirá los plazos de construcción en un 20-25%. En el caso de la F-110, cerca del 85% de la estructura de cada unidad se fabricará en la FDB, mientras que los bloques singulares (como el domo del sonar o el mástil multimisión) seguirán construyéndose en los talleres tradicionales. Este esquema permitirá atender de forma simultánea los compromisos con la Armada española y los eventuales contratos de exportación, una aspiración estratégica en el contexto actual de rearme internacional, donde las armadas exigen disponer de sus buques en el menor tiempo posible.

Automatización, IA y robótica. La fábrica se ha diseñada bajo un esquema de flujo de trabajo optimizado, dividido en tres grandes áreas: aceros, prearmamento y volteo. En la primera se instalarán líneas robotizadas de soldadura equipadas con tecnología láser híbrida, garantizando una precisión dimensional y robustez estructural superiores. En la fase de prearmamento, los subbloques serán trasladados de forma autónoma por vehículos no tripulados con sensores IoT, y se integrarán robots para soldadura, manipulación y paletización que trabajarán de forma colaborativa con los operarios. 

Finalmente, en la zona de volteo, los bloques se ensamblarán con subcomponentes previamente fabricados en un sistema de ensamblaje automatizado que combina rapidez, flexibilidad y fiabilidad. Todo el proceso estará respaldado por un sistema de trazabilidad digital completa: cada pieza generará información asociada a su gemelo digital, lo que permitirá reajustar automáticamente las fases siguientes y detectar desviaciones en tiempo real mediante cámaras inteligentes conectadas a modelos 3D.

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El Centro de Innovación y Robótica. La transformación digital de Navantia no se limita a la planta en sí. El Centro de Innovación y Robótica (CIR), vinculado directamente a la fábrica, actúa como núcleo tecnológico donde se prueban y validan las últimas innovaciones en automatización, inspección automática, soldadura avanzada y control dimensional. 

El CIR no solo desarrolla soluciones aplicables a la producción inmediata, sino que también funciona como espacio de formación y transferencia de conocimiento, asegurando que los avances se integren rápidamente en los procesos productivos. El ecosistema, reforzado con colaboraciones con la Universidad de la Coruña y con consultoras especializadas, garantiza, a priori, que el astillero ferrolano se mantenga en la frontera de la innovación naval.

Impacto laboral. Desde la compañía se ha asegurado que, pese al alto nivel de automatización, la fábrica no supondrá una reducción de plantilla. Al contrario, mantendrá un volumen de entre 270 y 400 trabajadores por turno, incluidos tanto empleados directos de Navantia como personal de empresas auxiliares. 

En cada turno operarán entre 300 y 325 personas, confirmando que la robotización se plantea como una herramienta de apoyo al capital humano y no como un sustituto. La combinación de trabajo manual especializado y sistemas inteligentes asegura que se mantenga la flexibilidad para atender demandas específicas de cada programa naval.

Referente en el plano militar. Una vez terminada, la FDB de Ferrol no tendrá equivalente en el mundo de la construcción militar. El único referente comparable es el astillero alemán Meyer Werft, dedicado a cruceros de lujo y que lleva quince años aplicando gradualmente sistemas automatizados. 

Navantia, sin embargo, será la primera empresa en trasladar esta lógica industrial a buques de guerra, lo que, según la compañía, le permitirá ofrecer un producto competitivo, sostenible y de calidad superior en un sector donde la rapidez de entrega es prácticamente un requisito estratégico. Además, se contempla incluso la posibilidad de producir bloques para otros astilleros internacionales, ampliando su papel como actor clave en la cadena global de suministro naval.

Nueva era en la ría. Si se quiere también, con esta apuesta, Navantia apunta a convertir a Ferrol en un polo de referencia mundial para la construcción naval militar, combinando tradición y modernidad en un proyecto que representa un antes y un después en la historia industrial española. Como subrayaba Rafael Morgade, responsable de Transformación Digital de la empresa, se trata de una auténtica “nueva era” en la que el astillero gallego pasará de un crecimiento desordenado acumulado en un siglo a un modelo concentrado, eficiente y tecnológicamente avanzado.

En un contexto geopolítico marcado por el rearme, esta megafactoría no solo refuerza las capacidades de la Armada española, sino que también posiciona a Navantia como un socio industrial en la élite del mercado internacional de la defensa. 

Imagen | Armada

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