Lo nuevo de iOS 26 no es un simple rediseño. Es un proyecto que lleva tiempo cocinándose en un laboratorio secreto
Publicado el 12/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Lo que iOS 26, macOS 26 y el resto de nuevos sistemas de Apple presentan es mucho más que un simple rediseño. Puede gustarnos más o menos, y de hecho tiene aún mejoras pendientes de aplicar, pero no cabe duda de lo bien implementado que está.
El efecto de cristal que protagoniza Liquid Glass, que es como se ha llamado a este nuevo lenguaje visual, es tan realista que asusta. Y detrás de ello no solo se encuentran multitud de pruebas en renders hechos a ordenador, sino que Apple construyó iOS fuera de la pantalla para ello.
Apple quería algo realista e imprimió iOS en 3D (literalmente)
Desde que se empezó a filtrar un cambio de diseño en iOS 26, supimos que estaría inspirado en visionOS, el sistema operativo de Apple Vision Pro. En este destacan los elementos traslúcidos y con sombras, ideales para una interfaz que, aunque sea digital, utiliza elementos reales de nuestro entorno.
Sobre el papel, aplicar esa interfaz en un entorno 100% digital como el del iPhone podría ser hasta fácil. Se añaden iconos con algo más de transparencia y fuera. De hecho, muchos conceptos que surgieron en estos meses abogaban por ello y, aunque los gustos son muy particulares, lo cierto es que no se veían nada mal.
Pero Apple quiso ir más allá.
Liquid Glass es un lenguaje en el que el cristal es absoluto protagonista y, sabiendo del perfeccionismo de la compañía californiana en este ámbito, no se conformaron y crearon maquetas reales de iOS. Lo mostraron ya en la WWDC25 y lo exponen a quienes están visitando el Apple Park esta semana.
De repente, los iconos, widgets y fondos de pantalla que tiene iOS 26 se convirtieron en elementos completamente reales. Apple estudió al milímetro todos los detalles de la interacción del cristal con los elementos. Cómo se comporta cuando pasa por un fondo de color degradado, si el icono es azul, si es una foto. Lo analizaron absolutamente todo y lo aplicaron.

Y el resultado, ya lo vemos. Una interfaz demencialmente realista en la que simples gestos como bajar la pantalla de bloqueo (donde están las notificaciones) equivale a deslizar un cristal por la pantalla. Los objetos detrás de él (los iconos, widgets y demás) se comportan exactamente de la misma forma que harían con un cristal real.
En las primeras betas para desarrolladores está habiendo quejas por cómo se ven las notificaciones o el centro de control. El estilo acristalado de Liquid Glass es realista, pero poco práctico en esos lugares en los que es prioritario poder leer bien los textos y reconocer iconos. Sin embargo, no hay que olvidar que es una beta y que, muy probablemente, vayan puliendo esos detalles en siguientes versiones.
Más allá del diseño: una decisión estratégica
Liquid Glass no es solo un nuevo diseño. Apple ha querido unificar la experiencia visual entre todos sus sistemas de una forma más profunda que nunca. Ya no se trata solo de que iOS se parezca a visionOS. macOS 26, watchOS 26 e incluso tvOS 26 han adoptado también este nuevo lenguaje.

Cada rincón del ecosistema se siente conectado por una misma idea visual: la del cristal virtual que se comporta como uno real. Es el culmen a casi dos décadas en las que, píldora a píldora, Apple ha ido tratando de hacer sistemas coherentes en lo visual y en lo funcional.
La forma en la que Liquid Glass afecta a la usabilidad es quizás su punto más interesante. No es solo bonito, es funcionalmente expresivo. El sistema aprovecha el cristal como metáfora: lo que está delante se mueve, lo que está detrás se difumina o distorsiona y eso transmite profundidad.
Acciones como abrir una app, desplegar una carpeta o deslizar el centro de control ya no solo cambian la pantalla: modifican el espacio visual, como si estuviéramos manipulando superficies reales. Y quizás ahí esté el punto. En cómo Apple se imagina el futuro.
Desde que se presentó Vision Pro, Apple no ha dejado de darle relevancia a la computación espacial como lo que, al menos ellos, esperan del futuro. Unificar ahora todos sus sistemas en un lenguaje visual que se parezca tanto a aquel es una forma de preparar al usuario para que, cuando sea el estándar (si llega a serlo) lo tenga controlado desde el primer momento.
No nos conformemos con la inconsistencia

Tanta sofisticación también tiene sus riesgos. Lo hemos visto con las quejas iniciales. A veces la estética prima sobre la legibilidad, algo especialmente delicado en zonas funcionales como las notificaciones. Apple ya permite desactivar algunos efectos en ajustes, pero no deja de ser una solución temporal.
Por eso, importa más que nunca que quienes tienen una beta reporten los problemas. Para esto está la aplicación Feedback, detrás de la cual hay ingenieros de Apple recibiendo todas las sugerencias y notificaciones de errores con el fin de corregirlos de cara a la versión final.
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