La paradoja energética de China: un 'electroestado' que sigue alimentándose de carbón
Publicado el 12/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Para entender a China, es fundamental adentrarse en sus raíces filosóficas. Una constante que ha marcado su historia es el arte de pensar a largo plazo, de planificar con décadas de anticipación. Un ideario que está profundamente ligado al confucionismo, que prioriza el deber colectivo, la estabilidad social y el sacrificio presente por un futuro más sólido. Sin embargo, conviene puntualizar que Confucio no hablaba explícitamente de estrategia política o económica en los términos actuales, pero su énfasis en la planificación meticulosa se puede vislumbrar en la política energética actual del país.
Un “electroestado”. El 10% del PIB chino está en energía limpia, ya que tecnologías, como los vehículos eléctricos, baterías, turbinas eólicas y paneles solares están creciendo a un ritmo vertiginoso. Según el Financial Times, el objetivo no es simplemente modernizar su infraestructura energética; es crear un “electroestado”. En otras palabras, que su economía funcione casi exclusivamente con electricidad generada de fuentes bajas en carbono.
Todo conforme al plan. La transición hacia un modelo energético basado en electricidad no es accidental. Es el resultado de una combinación de planificación estatal, inversiones masivas e innovación tecnológica. Todo empezó hace más de 10 años dos años después de que Xi Jinping asumiera el poder, cuando ordenó "revolucionar" el sistema energético chino. Así empezaron con las inversiones estratégicas que se espera que dentro de cinco años se añadan otros 800.000 millones de dólares para consolidar la infraestructura eléctrica, destinado a líneas de ultraalta tensión que el país ya cuenta con 40 transportando energía solar y eólica.
La expansión de renovables. La planificación también contaba con la expansión en renovables, donde el país lidera la transición tanto solar como eólica con megaproyectos. Junto a ello y al mismo ritmo vertiginoso, China ha tenido en cuenta que a mayor capacidad renovable, mayor es la necesidad de sistemas de almacenamiento. Las baterías se han convertido en una pieza clave para estabilizar la red eléctrica y gestionar la intermitencia de la energía solar y eólica, pero aún queda un largo camino para lograr los 500GW de almacenamientos necesarios para respaldar completamente su red renovable. Además, como han detallado en Financial Times, las dos empresas chinas más grandes del país, CATL y BYD, han destinado un 5% de sus ingresos a investigación y desarrollo, lo que ha permitido reducir drásticamente los costos de almacenamiento.
Un elefante en una habitación. Pese a todo este cambio, China sigue invirtiendo agresivamente en combustibles fósiles. De hecho, sigue construyendo nuevas plantas de carbón y representan el 80% de centrales en construcción a nivel mundial. Esta paradoja ha suscitado críticas internacionales, especialmente por el riesgo de incrementar las emisiones globales mientras el país se presenta como líder en energías limpias.
Desde la guerra comercial con Estados Unidos, las vulnerabilidades de las cadenas de suministro globales han quedado al descubierto, lo que ha llevado a China a revelar sus planes sobre el control de sus propias reservas de carbón y petróleo como de las infraestructuras energéticas clave. No obstante, no ha detenido sus proyectos fuera porque quiere reforzar su influencia geopolítica mientras minimiza los riesgos internos.
La estrategia dual. China sigue invirtiendo en energías renovables para su electrificación a largo plazo, mientras mantiene el control de los combustibles fósiles para evitar interrupciones en el corto plazo. Esta dualidad ha generado críticas internacionales que acusan a Pekín de inundar el mercado con tecnologías limpias subvencionadas y de incumplir sus compromisos climáticos, tal y como ha recogido el Financial Times.
Un futuro planificado. Mientras el resto del mundo debate cómo reducir emisiones y asegurar el suministro energético, China ha optado por no elegir un solo camino. En lugar de eso, ha apostado por ambos. Y si miramos a sus raíces filosóficas, el taoísmo lo resume bien: los opuestos no solo coexisten, sino que se necesitan. Renovables y fósiles. Yin y yang. En el tablero energético, China está jugando con las dos cartas al mismo tiempo.
Imagen | Kenueone y Palácio do Planalto, CC BY-SA 4.0
utm_campaign=12_May_2025"> Alba Otero .