La nostalgia por la década de los 2000 ha traído algo más: la obsesión por el vientre plano y la delgadez radical
Publicado el 10/05/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Como cada verano, la presión estética vuelve a marcar la pauta, y este año las redes sociales han encontrado un nuevo objetivo: el vientre plano. A pesar de que parecía que el ideal del cuerpo perfecto se estaba desvaneciendo, el contenido viral ha demostrado lo contrario
Las redes sociales marcan la pauta. Un movimiento ha surgido bajo el nombre de “complexión media”. En multitud de vídeos se puede observar a personas, mayoritariamente mujeres, mostrando su cuerpo bajo el pretexto de ser “ni flaca ni gorda”, perpetuando así estándares de belleza poco realistas. Influencers como Carla Flila han señalado que este tipo de contenido “solo genera inseguridades innecesarias” al promover un estándar que, lejos de ser inclusivo, continúa siendo excluyente y dañino.
Más allá del trend. Este fenómeno no es más que la punta del iceberg, ya que existen otros muchos vídeos de cómo “desinflamar la barriga” o “rutinas para tener el vientre plano”. En ellos se pueden visualizar rutinas de ejercicios exprés, dietas milagrosas y consejos sin base científica. Toda para la búsqueda insaciable de un ideal de belleza: el vientre plano.
Más profundo. Pero lo que parece una simple tendencia estética tiene repercusiones más profundas. Un estudio de la Universidad de Málaga analizó cómo dentro del contenido aparentemente inofensivo se puede encontrar publicaciones que fomentan activamente trastornos alimenticios. Esta dualidad ha destacado lo difícil que puede resultar distinguir entre contenido que simplemente promociona el ejercicio y aquel que, bajo el disfraz de recomendaciones saludables, incita a conductas alimentarias peligrosas. Además, otra investigación publicada en Behavioral Psychology mostró cómo la exposición breve a imágenes representativas del ideal de delgadez tiene un efecto negativo sobre la autoestima de los participantes, aumentando la ansiedad.
Un estigma persistente. Y si el discurso en redes refuerza estándares poco inclusivos, la gordofobia sigue alimentando la insatisfacción corporal desde otro frente. Un informe reciente de la UNIR titulado “Entre lo Saludable y el culto al cuerpo” reveló que el 43,8 % de los chicos y el 34,7 % de las chicas presentan altos niveles de gordofobia. De hecho, como han detallado en CTXT, la gordofobia no es un prejuicio aislado, sino una herramienta que mantiene a las personas en un estado de constante insatisfacción corporal, fomentando conductas perjudiciales para la salud física y mental.
Un ciclo sin fin. Esta presión estética no es un fenómeno nuevo. Desde hace siglos, los cuerpos han sido moldeados y controlados por los ideales estéticos imperantes. La idea de un vientre plano en la historia más reciente comenzó en el siglo XIX, cuando las mujeres fueron empujadas a utilizar corsés para conseguir la icónica "cintura de avispa", un símbolo de feminidad que deformaba sus costillas y dificultaba la respiración. Casi llegando a este siglo, en los años 90 y principios de los 2000, el ideal de belleza giró hacia la delgadez extrema, popularizada por modelos como Kate Moss y el llamado "heroin chic". Hoy, las redes sociales han tomado el relevo, perpetuando ese ciclo de estándares inalcanzables que transforman los cuerpos en objetos a moldear.
Fuera de las redes. Los estándares estéticos parecen que vuelven a tomar otro camino, ¿o hemos vuelto 20 años atrás? El tema es que después de un paréntesis en la década de 2010 marcado por el auge del movimiento "body positive", que incluía una diversidad de cuerpos, ahora la moda deriva hacia la delgadez extrema. Con la reaparición del desfile de Victoria's Secret, que ha vuelto a apostar por modelos hiperdelgadas tras años de críticas por su falta de diversidad, así como la reintroducción de estéticas Y2K en marcas de alta costura, dejan claro hacia dónde quiere volver la estética. Mientras las redes sociales continúan amplificando estos cánones restrictivos, cabe preguntarse cuál será el impacto en la salud mental y física de quienes se ven arrastrados a perseguir estándares estéticos inalcanzables.
Imagen | Cyril A. y TikTok
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