La industria del diamante se las prometía felices con las joyas cultivadas en laboratorio. Hasta que los precios se hundieron
Publicado el 20/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Pocas cosas simbolizan mejor el lujo que un buen diamante. Brillan en los escaparates de las millas más exclusivas de París, Milán o Nueva York, en las manos de las actrices de Hollywood y en los relojes de los futbolistas más cotizados del planeta. Sin embargo no corren buenos tiempos para las piedras preciosas. No al menos si hablamos de su cotización. Una tormenta perfecta en la que se mezclan factores intrínsecos y ajenos al sector ha lastrado su precio hasta dejarlo, según algunos analistas, en mínimos que no se veían en lo que va de siglo.
La gran pregunta es… ¿Qué podemos esperar ahora?
Los precios, en caída. No importa qué fuente se consulte. No corren buenos tiempos para los diamantes. La máxima expresión del lujo, el gran símbolo de la opulencia, lleva tiempo viendo cómo su valor se desliza por una pendiente que lo aleja de las cotas que alcanzó entre 2021 y 2022, cuando el sector vivió una "demanda excepcional" en el mercado estadounidense gracias a las parejas que habían pospuesto sus compromisos o bodas por el Covid-19.
Hace unos días Barchart, una plataforma de datos financieros, compartió un gráfico que refleja la curva descendente que las piedras preciosas han dibujado desde 2022 hasta situarse en lo que la firma considera "su nivel más bajo del siglo". El índice de precios de Paul Zimnisky para diamantes en bruto muestran también un "pinchazo" desde la pandemia, aunque sin alcanzar aún mínimos récord. Y el panorama es similar en los gráficos de DiamondSE o PrinceScope, que reflejan los valores más bajos desde al menos 2008 para las jemas naturales.
¿Qué muestran las cifras? Que si hablamos de cotizaciones, la industria del diamante ha vivido años mejores. En febrero Bloomberg calculaba que en cuestión de dos años los precios habían caído casi un 50% en el caso de los diamantes en bruto y un 35% en el de las piedras pulidas. Más o menos por las mismas fechas The Guardian revelaba que en las tiendas los diamantes naturales costaban un 26% menos que dos años atrás, una caída considerable pero que palidece en comparación con la acumulada desde 2020 por los creados en laboratorio.
Citando a Tenoris, una firma que rastrea los precios de los diamantes en más de 2.000 tiendas de EEUU, el diario británico apuntaba que a finales del año pasado el precio promedio de un diamante natural de un quilate marcaba 4.997 dólares. En mayo de 2022 superaba las 6.800 libras. En el caso de los diamantes "artificiales" se había pasado de 3.410 dólares en enero de 2020 a 892 a finales de 2024. En sus gráficos PriceScope y DiamondSE también muestran caídas.
Una tormenta perfecta. La gran pregunta llegados a este punto es… ¿Por qué? ¿Qué motiva esa caída de precios? La realidad es que no hay una única respuesta, sino un cóctel de ellas, una mezcla de factores que han impactado en el mercado. Los analistas apuntan a un cambio en la demanda tras la crisis sanitaria, cuando los precios subieron gracias al aumento de ventas postpandémicas. Otros señalan el "pinchazo" de las bodas, sobre todo en EEUU, lo que equivale a menos alianzas y anillos de compromiso; o incluso los efectos de la guerra de Ucrania en el sector.
Otro factor que explica el desplome es el comportamiento del mercado chino, crucial para la industria. En febrero Bloomberg estimaba que su demanda se había reducido un 50% desde la pandemia. Y no solo eso. Citando a expertos del sector, la agencia precisaba que, de media, los minoristas del gigante asiático estaban devolviendo al mercado mayorista de la India entre 30 y 40 millones de dólares cada mes en excedentes de diamantes pulidos. Todo esto en un contexto económico desafiante para Pekín.
Natural vs "artificial". Si algo realmente ha influido en la industria mundial de los diamantes, más allá de que nos casemos más o menos, la resaca del Covid o la caída de demanda en China, es la aparición de un nuevo producto en el mercado: los diamantes "sintéticos", cultivados en laboratorio y que han marcado un antes y un después en el sector. En vez de requerir millones de años de formación, como ocurre con las jemas naturales minadas, una piedra "sintética" puede tomar forma en un laboratorio en un tiempo récord: unas pocas semanas o incluso horas.
Los diamantes "sintéticos" no son exactamente nuevos. Sus orígenes pueden remontarse a los años 50. Sin embargo en los últimos tiempos han irrumpido con fuerza en el mercado por varias razones. Una de ellas es que sus orígenes son más fáciles de rastrear que los de las jemas minadas, lo que les ha granjeado fama de ser "más éticos", sobre todo a ojos de los millenials. Influye también su apariencia y precio, que llega a ser un 70% inferior al de las piedras naturales.
"Son piedras mucho más grandes", comenta un joyero a The Guardian. "Unas dos o tres veces más. En los de laboratorio, tres quilates es normal, incluso cuatro o cinco". Su atractivo ha llamado la atención incluso de marcas de joyerías y relojes especializadas en el lujo, en algunos casos con acogidas en el mercado que superan las expectativas. Por supuesto, no todos opinan igual. "Son sintéticos, un producto creado a granel, sin historia. El precio seguirá bajando", vaticina otro joyero.
Ganando peso en el mercado. En 2023 Cinco Días publicó un gráfico (apoyándose en datos de Tenoris y la facturación de 1.300 minoristas del sector) que demuestran el peso creciente de los diamantes cultivados en un segmento clave del mercado: el de los anillos de compromiso de EEUU. Si a comienzos de 2021 representaban apenas el 3,5%, en el verano de 2023 ese porcentaje se acercaba ya al 18%. En febrero The Guardian iba más allá y aseguraba que los diamantes sintéticos suponían ya el 45% del mercado de la joyería nupcial.
El problema es que ese peso creciente ha llegado acompañado de otra palabra que los analistas también repiten con frecuencia: sobreproducción. Lo advertía en marzo el analista Paul Zimnisky en una entrevista con The New York Times: "Estamos viendo que un pequeño grupo de productores muy grandes en China e India están aumentando la producción con procesos más rápidos y mejores, y cada vez que lo hacen el costo unitario se vuelve más bajo". Según sus cálculos, entre enero de 2015 y 2025 los diamantes cultivados se abarataron un 85%.
De 5.000 a 900 dólares. "Hoy en día se puede conseguir un bonito diamante cultivado en laboratorio redondo ideal y de un quilate por 900 dólares. El equivalente natural costaría unos 5.000 dólares. Uno sintético de tres quilates costaría unos 4.000 dólares y el natural entre 50.000 y 60.000 dólares", detalla. El impacto de las piedras "sintéticas", sumado al resto de factores, ha sido tan pronunciado que ha golpeado a algunos pesos pesados de la industria.
El gigante De Beers, empresa líder del sector, arrancó 2024 con una reserva de diamantes de 2.000 millones de dólares que no había logrado vender, lo que le llevó a reducir de forma considerable la producción de sus minas. Y no es la única en sufrir las consecuencias de los cambios en el mercado. Bloomberg habla también de fábricas de la India que se han visto obligadas a cerrar o ponerse en venta. "No hay una solución clara en este momento", resume un analista de la firma RBC Capital Markets. "El mercado necesita recalibrarse".
Imágenes | Dillon Wanner (Unsplash)
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