La ciencia revela que usar móviles antiguos mejora la salud mental. Mi iPhone lleva años demostrándome lo contrario
Publicado el 11/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Se vive mejor sin iPhone. Y sin Android. Sin ningún dispositivo móvil inteligente tendemos a sufrir menos ansiedad y estrés. Al menos es lo que revela un estudio de PNAS Nexus tras analizar el comportamiento de 467 personas de diferentes edades que optaron por pasar un mes con un "móvil tonto". Es decir, con llamadas y SMS, pero nada de internet.
Y aunque hay varios pormenores a explicar para entender el por qué de esto, la conclusión del estudio no tiene por qué indicar que es mejor usar un móvil no inteligente. Es más, en mi experiencia personal, he descubierto el perfecto equilibrio en el uso del iPhone para que este no sea responsable de mi malestar mental. Todo gracias a funciones ya preinstaladas en iOS. Y a la fuerza de voluntad, claro.
Dejar el móvil de lado alivia a nuestro cerebro
De los casi 500 participantes del citado estudio, un 91% reconoció sentir ese alivio mental tras un mes sin usar las funciones inteligentes de sus móviles. No es que quedasen desconectados, dado que en el experimento se les permitía seguir utilizando otros dispositivos como ordenadores. Pero no es lo mismo que llevarlo siempre encima.
Como ya hemos visto en otras ocasiones, hay quien padece nomofobia, que es precisamente el miedo a quedarse sin smartphone, bien sea porque se ha perdido, se ha dejado olvidado o sencillamente se ha quedado sin batería. En su mayoría son jóvenes, pero lo cierto es que en el medio-largo plazo, sienten liberación de no tener "ataduras".
Para comprender por qué alejarse del smartphone puede tener un efecto reparador, es útil recurrir a otro estudio, esta vez llevado a cabo por la Universidad de Corea. En esa investigación se explica que el uso frecuente del smartphone estimula en el cerebro los mismos circuitos de recompensa que se activan en casos de adicción a drogas. Es por ello por lo que en el medio y largo plazo, su reducción acaba siendo beneficiosa.
Es sobre todo en adolescentes donde más se percibe. En un tercer estudio, en este caso de Frontiers, se detallaba esa sensación de estar obligados a estar siempre disponibles. A responder los WhatsApp con inmediatez, a tener que subir contenido a nuestras redes sociales, reaccionar al de otros amigos...
Todo esto genera ansiedad en mayor o menor medida. Y a ello tampoco ayuda la hostilidad de algunas redes sociales, bien sea por el impacto directo que genera ver discusiones en redes como X o por los patrones de comportamiento tóxicos que se pueden llegar a ver en redes como Instagram.
Un móvil tonto no tiene por qué ser la única solución
Siendo radicales y en vista de todos esos, quizás haya quien piense que la solución pasa por adquirir un móvil no inteligente o directamente no tener móvil. Y aunque ciertamente puede parecer así, hay soluciones más sensatas que tampoco impliquen quedarnos descolgados.
La tecnología no es un problema, sino el cómo la utilizamos. Siendo consciente de que una excesiva dependencia puede generar trastornos emocionales, se puede seguir usando terminales como el iPhone si se toman ciertas medidas.
Yo no soy psicólogo, razón por la que recomiendo acudir a uno si se tienen problemas serios. Pero sí soy un usuario avanzado del iPhone que lleva casi una década dedicándose a la divulgación e información sobre este tipo de tecnologías. Y como usuario, también he sufrido problemas de salud mental derivados directa e indirectamente de la dependencia al iPhone.
Ya he hablado en otras ocasiones de mis métodos para reducir la dependencia del iPhone y son tan simples como útiles para cualquiera:

- Configurar modos sin distracciones. Apple ya dispone de los modos de concentración de iOS desde hace años y nos permiten crear diferentes pantallas de apps para cada estado (trabajo, ocio, desconexión...), así como gestión diferente de notificaciones para cada uno.
- Gestión dura de las notificaciones. No hay que casarse con ninguna app y si sus notificaciones no son relevantes, es mejor desactivarlas. Y aunque las ignoremos cuando llegan, en ese momento ya nos habrán interrumpido lo que estuviésemos haciendo, por lo que no compensa.
- Dejar el iPhone fuera del salón/dormitorio. Cuando veo una serie o película, me gusta no distraerme y nada mejor que evitar la tentación por completo dejándolo en otra sala distinta. Idéntica tesitura cuando me voy a la cama, ya que no quiero distraerme minutos y minutos cuando mi intención es acostarme.
Los datos científicos son claros: alejarse del smartphone mejora la salud mental. Pero la solución no tiene por qué pasar por volver a un Nokia 3310 o por desconectarnos del mundo. La clave está en recuperar el control sobre cómo usamos la tecnología, no en abandonarla por completo.
Como ya explicaba, en mi caso no ha sido necesario renunciar al iPhone, sino reaprender a convivir con él. Usarlo como una herramienta, no como una muleta emocional. Y eso pasa por configurar bien sus funciones. No siempre es fácil, pero los beneficios hacen que merezca la pena.
Imagen de portada | Rayson Tan y Neil Soni en Unsplash
En Applesfera | Nuevos iPhone 17 - Todo lo que creemos saber sobre ellos
En Applesfera | Apple Salud: qué es, para qué sirve, qué funcionales tiene y cómo configurarla con tu Apple Watch
utm_campaign=11_Jul_2025"> Álvaro García M. .