Jared Leto se metió tanto en su papel de Tron: Ares que daba miedo a sus compañeros, pero a Jeff Bridges le importó un bledo

Publicado el 08/07/2025 por Diario Tecnología Artículo original

Será el próximo 10 de octubre cuando podamos acudir a las salas de cine para disfrutar de Tron: Ares, la tercera entrega de la saga de ciencia ficción que comenzó en 1982. Precisamente Jared Leto se ha confesado como un gran fan de la revolucionaria cinta y para su participación en el nuevo proyecto de Disney ha probado una vez más con el método.

Esta forma de actuar requiere que el intérprete se sumerja tantísimo en el papel que prácticamente nunca salga de ese perfil, ni siquiera cuando ya no hay cámaras rodando. Para esta ocasión, Leto toma el rol de Ares, un programa altamente sofisticado creado por la corporación Dillinger, por lo que todos sus compañeros debían dirigirse a él como tal.

"Llegaba al set y no hablaba con nadie, lo cual podía resultar intimidante para algunos miembros del reparto, pero eso era lo que él quería. Eso era lo que usaba para meterse en el personaje. se mantuvo en personaje dentro y fuera del set durante todo el rodaje. Y cuando hablaba con él, yo también tenía que adoptar un rol. Es como el general de la Red, así que yo lo trataba así. Cuando llegaba al set, todos nos enderezábamos un poco."

Las palabras del director Joachim Rønning en la nueva edición de Empire Magazine dejan a las claras que Leto imponía esa norma y la extendía hacia cualquiera que se cruzase en su camino. Eso sí, hubo una figura legendaria de Hollywood como Jeff Bridges que se opuso completamente.

"Como soy Flynn, quien creó todo ese mundo, pensé que podía llamarlo como quisiera. Respetaba su deseo de ser llamado Ares, y no tener que cambiar de un lado a otro, pero como Flynn me sentía especial, así que en el set lo llamaba 'Air'. Flynn está por encima de todo eso."

Sea como sea, Leto ha confesado que, simplemente tener que llevar el traje de Ares encima, ya era motivo suficiente como para que el peso del papel se imprimiese en su personalidad.

"Es difícil no estar inmerso cuando tu traje pesa 18 kilos. Eso te coloca directamente en el punto justo. Fue doloroso. Pero me encantó. Siempre estaba feliz de llevar ese traje. Y eso dictaba la forma en que te mueves, cómo mantienes el cuerpo, cómo caminas. Así que gran parte del personaje estaba en el traje. No puedes ponerte ese traje y no sentirte como un guerrero del futuro".

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