GPT-5 está siendo un camino tortuoso para OpenAI y apunta a una realidad incómoda: la era de la IA volándonos la cabeza se acabó
Publicado el 04/08/2025 por Diario Tecnología Artículo original
ChatGPT-5 está al caer. No lo han confirmado directamente, pero Sam Altman ya está en modo ‘hype’ y todos los rumores apuntan a que el nuevo modelo será presentado este mismo mes. Que GPT-5 mejorará a sus predecesores es evidente. Sin embargo, como ha pasado en otras industrias (¿alguien dijo smartphones?) el ritmo de los avances va ralentizándose y todo apunta a que GPT-5 no será la revolución que sí fueron versiones anteriores.
Un salto discreto. Lo cuentan en The Information. Fuentes cercanas a OpenAI aseguran que, aunque con mejoras, el salto cualitativo no será tan grande como lo fue con GPT-3 y GPT-4. Esto contrasta con las constantes menciones de Altman a lo cerca que están de conseguir una inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés), una IA capaz de igualar al ser humano más inteligente en todas las áreas de conocimiento. Pero ChatGPT-5 está lejos de ser AGI y además OpenAI se ha encontrado con numerosos obstáculos en el camino.
El GPT-5 que no fue. A finales de 2024, OpenAI estaba trabajando en un modelo apodado internamente Orion y que era el candidato a convertirse en GPT-5. Sin embargo, el salto con respecto a la versión anterior no era lo suficientemente grande y finalmente OpenAI decidió lanzarlo como GPT-4.5, una versión intermedia que tampoco supuso una gran mejora con respecto a su competencia.
El que será. OpenAI ha seguido trabajando en lo que será GPT-5 y que está a punto de lanzarse. Según fuentes internas, el nuevo modelo mejora especialmente en programación y además lo hace de forma más eficiente; es capaz de producir código de mayor calidad sin consumir más poder de computación. OpenAI quería mejorar esta área, donde Anthropic le saca mucha ventaja con Claude Code.
GPT-5 también mejorará sus habilidades agénticas y será capaz de seguir instrucciones complejas para funcionar sin supervisión humana. En The Information citan un ejemplo sobre un agente de atención al cliente. Dándole una lista de reglas, GPT-5 puede decidir cuándo un cliente debe recibir un reembolso, mientras que en modelos anteriores necesitaban ver muchos casos complejos para poder hacerlo bien. Aunque habrá mejoras, la sombra de que no será sorprendente sigue sobrevolando.
Obstáculos. Las tensiones entre OpenAI y Microsoft han dificultado el avance del nuevo modelo. Ha habido fricciones internas entre ambas compañías, sobre todo por temas de propiedad intelectual. OpenAI acusaba a Microsoft de comportamientos anticompetitivos. Microsoft acusaba a OpenAI de no darle acceso a sus modelos más avanzados. También se enfrentaron a un problema de escasez de datos de entrenamiento de calidad y, más recientemente, la desbandada de talentos al equipo de superinteligencia de Zuckerberg y Google quitándole a Windsurf, su apuesta por el vibe-coding.
El reto. OpenAI se ha encontrado con un problema: que el razonamiento especializado se pueda llevar a un chat con el que podemos conversar de forma natural. Es lo que les pasó con o3, el modelo de razonamiento que presentaron en abril y que alimentará a GPT-5. Tanto este modelo como o1, se entrenaron mediante aprendizaje reforzado, pero a o3 le proporcionaron mucha más capacidad de procesamiento y obtuvo resultados sorprendentes. Sin embargo, al convertirlo en una versión de chat, ese rendimiento caía en picado y perdía muchas capacidades. El modelo de razonamiento es tan potente que aumenta mucho el tiempo de respuesta, incluso para preguntas muy simples. Se espera que GPT-5 se sitúe en un punto intermedio.
Continuismo. Puede que las mejoras de GPT-5 sean más que suficiente para que OpenAI siga alimentando su maquinaria, pero cada vez parece más claro que hay una desaceleración de la IA generativa. A finales de 2023 Bill Gates ya decía que no creía que GPT-5 fuera a ser mucho mejor que GPT-4 y que la IA generativa estaba cerca de su techo. Es un proceso casi natural y que hemos visto con otras industrias como los smartphones: mucha innovación y saltos cualitativos los primeros años, seguidos de una etapa continuista en la que las novedades son menores y la sensación es de avance, pero mucho más lento.
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