En España se publica un libro cada seis minutos. Es el síntoma de una burbuja que no para de inflarse
Publicado el 15/06/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Cuando se habla acerca de la salud de la industria editorial en España, se suelen esgrimir las cifras de publicación para justificar el buen estado que vive el negocio de los libros. Sin embargo, unas rápidas cuentas llevan a pensar quizá justo lo contrario: el exceso de lanzamientos puede estar hipertrofiando las librerías, que se ven asfixiadas por una serie de efectos secundarios muy poco deseables.
¿Cuánto se publica? Los últimos datos públicos del Ministerio de Cultura hablan de 92.000 libros al año con ISBN, es decir, más de 250 libros al día. Cada minuto, seis libros. Y eso contando solo los lanzamientos con depósito legal, es decir, que no contamos la autoedición (el año pasado, rondaba los tres diarios... por autor) para plataformas tan extendidas como Amazon. Que no cuentan como parte del pastel editorial pero que añaden miles de potenciales títulos al mes a la montaña de pendientes de los atribulados lectores.
El éxito es lo que se busca. ¿Por qué tanta novedad? Hay una serie de motivos que conforman un ecosistema muy complejo para explicar esta sobredosis de producción. Por una parte, es una estrategia editorial para compensar la caída de ventas por libro: salvo los bestsellers y éxitos puntuales, los libros venden menos, las tiradas son menores y las editoriales multiplican su oferta para amortiguarlo. De ahí sale una publicación y búsqueda constantes de ese nuevo éxito que supla al anterior. El hecho de que aumenten los ingresos globales aunque caigan las tiradas es prueba de que la estrategia funciona. Oihan Iturbide, ex-editor, contaba en El Salto que "la industria editorial se parece más a una cadena de comida rápida que a un restaurante con un buen menú casero: la clave está en el volumen, no en la calidad."
Muchas son. Por otra parte, está la proliferación de nuevas editoriales: en 2024, España contaba con aproximadamente 3.160 editoriales en activo. No supone un cambio muy notable con respecto a años anteriores (comparable a 2016, y notoriamente inferior a las 3.564 de 2009, año con España en un contexto económico muy distinto). De ellas, solo unas 2.000 editoriales lanzan más de 10 títulos al año, y únicamente 13 superan los 700 títulos anuales. ¿Es nota de diversidad y vitalidad del sector? Sí. Pero también del enorme contraste que hay entre los grandes grupos editoriales españoles (Planeta y Penguin Random House, más Santillana en el ámbito educativo) y el resto: según la Federación del Gremio de Editores, tres de cada cuatro libros proceden de estos grupos.
La pescadilla de la distribución. Esta atmósfera de sobreproducción (Rubén Hernández, de Errata Naturae, habla de que de esos 92.000 libros anuales "un tercio se devuelve a las tinieblas de los almacenes y probablemente se guillotina") se contamina con el complejo sistema de distribución en España. También lo cuenta Hernández: "el editor publica con un precio (...) de 10 euros y se lo hace llegar al distribuidor. El librero lo compra con un descuento cercano al 35%, a partir del cual obtiene su beneficio, y paga 6,5 euros al distribuidor, que se queda 2 euros y le paga los 4,5 restantes al editor (...) ¿Qué ocurre con ese libro de cada tres que no se vende? El librero lo devuelve y reclama al distribuidor sus 6,5 euros, que éste no le paga, sino que le ofrece un crédito."
La bola de nieve sigue creciendo: "A su vez, el distribuidor le reclama al editor sus 4,5 euros, que éste no le paga, por lo que contrae una deuda. Y para reembolsarla, el editor no tiene más remedio que invertir los 4,5 euros que ha ganado (pero que debe) en otro libro que, tras llegar al librero, activa su crédito, al tiempo que el distribuidor ingresa otros 2 euros. Así, una de cada tres veces que se publica un libro, el editor y el librero reciben deudas o créditos. El distribuidor, sin embargo, atesora siempre capital real." Un sistema viciado muy similar a una burbuja que sigue creciendo sin freno.
¿Son todo malas noticias? No: la evidencia de que se publica demasiado permite que las editoriales se percaten de que la situación puede llegar a ser insostenible. Se pueden plantear con ello posibles soluciones al viciadísimo sistema de las devoluciones en librerías. El exceso de oferta no es malo en sí, salvo que lleve a la sobreproducción y a atiborrar el sistema hasta que este reviente. Es obvio que seis libros al minuto son demasiados, pero... ¿quién es el primero que empieza con los recortes?
Cabecera | Foto de Pierre Bamin en Unsplash
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