El galeón San José se hundió en 1708 con un tesoro de 20.000 millones. Un puñado de monedas nos ha revelado su destino

Publicado el 15/06/2025 por Diario Tecnología
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El galeón San José se hundió en 1708 con un tesoro de 20.000 millones. Un puñado de monedas nos ha revelado su destino

A lo largo y ancho del planeta se calcula que hay cerca de tres millones de pecios, embarcaciones que zozobraron en su día y descansan ahora en el fondo de los océanos, convertidas en focos de vida marina. En esa lista se incluye desde transatlánticos como el Titanic a destructores de la Segunda Guerra Mundial, botes abandonados o carabelas coloniales. Pocos despiertan sin embargo el interés del San José, el galeón hundido en 1708 frente a las costas de Colombia con las bodegas repletas de oro, plata y gemas, un tesoro que algunos valoran en casi 20.000 millones de dólares.

Su paradero exacto fue un misterio durante siglos. Ahora los arqueólogos colombianos aseguran haberlo localizado sin asomo de dudas gracias a una pista que confirma la opulencia de su tesoro: las monedas de oro que transportaba a bordo.

Un tesoro milmillonario. En su día el San José fue un galeón imponente, una gran nave de 40 metros de eslora, 12 de manga, tres mástiles y 64 cañones construida en Guipúzcoa por encargo del rey Carlos II. Su misión: trabajar en la Flota de Indias. Ni su potencia ni su dimensión evitaron sin embargo que la historia del San José fuese breve. El buque acabó hundiéndose frente a las costas de Colombia en junio de 1708, solo unos años después de su botadura, golpeado por los cañones de una escuadra de corsarios británicos durante la Batalla de Barú, en plena Guerra de Sucesión Española.

Lo más curioso es que la leyenda del San José se inició justo entonces, tras su naufragio. Y el motivo es simple: además de una tripulación formada por cientos de marineros, el galeón cargaba con oro, plata y gemas, entre otros tesoros. Se habla de un botín de 200 toneladas que hoy alcanzaría un valor de miles de millones de dólares. Algunas estimaciones lo sitúan en 17.000 millones, otras en más de 20.000. Las hay también que rebajan ese cálculo, pero sin salir del terreno de los miles de millones, un tesoro imponente.

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¿Y dónde está el San José? Durante siglos esa fue la gran incógnita. Se sabía que el pecio estaba en el Caribe colombiano, pero… ¿Dónde exactamente? ¿Cuáles eran sus coordenadas? En 1981 una compañía anunció a bombo y platillo haber dado con el galeón y supuestamente entregó la información al Gobierno a cambio de quedarse con una parte del tesoro, pero la historia no tardó en complicarse. En 2015 las autoridades del país aseguraron haber localizado los restos del navío español en un lugar diferente, lo que tensó las disputas sobre quién tiene el mérito del hallazgo y (más importante aún) los derechos sobre el tesoro.

La gran pista: las monedas. Los descubrimientos históricos dependen a menudo de pequeños detalles. Y la arqueología submarina no es la excepción. Aunque los expertos llevan tiempo convencidos de que los vestigios que descansan frente a la costa colombiana son los restos del San José, una nueva investigación publicada en Antiquity acaba de reafirmar la identidad del pecio. Y de una forma bastante peculiar: analizando las monedas de oro localizadas en el yacimiento submarino, a aproximadamente 600 metros de profundidad.

Para conseguirlo un equipo colombiano emprendió entre 2022 y 2024 varias expediciones centradas en los restos del naufragio. Lo hizo con ayuda de un ROV, un vehículo submarino no tripulado que permitió a los expertos obtener fotos de alta resolución de las monedas que descansan en el yacimiento. Gracias a técnicas como la fotogrametría pudieron además trazar una reconstrucción tridimensional del pecio y varios modelos y réplicas digitales del entorno.

¿Y qué descubrieron? De entrada hallaron macuquinas, monedas acuñadas a mano y que se emplearon durante más de dos siglos en el comercio de las Américas. Con ayuda de las fotos de alta resolución tomadas in situ —el Instituto Colombiano de Antropología e Historia asegura que no se extrajo ningún objeto del yacimiento— los expertos descubrieron que las piezas tienen un diámetro medio de 32,5 mm, pesan 27 gramos y están acuñadas con diseños reveladores.

En el anverso las monedas muestran una variante de la Cruz de Jerusalén (una cruz grande con cuatro más pequeñas) junto a un escudo con castillos y leones, símbolo de Castilla y León. En el reverso llevan las Columnas Coronadas de Hércules sobre olas, lo que relaciona las piezas con la Casa de la Moneda de Lima.

Exprimiendo pistas. No son las únicas pistas identificadas por los arqueólogos, que han identificado una "L" que parece hacer referencia a Lima, un "8" que muestra el valor de la moneda y una "H" relacionada con la marca de Francisco de Hurtado, el Ensayador Mayor de Indias en 1707. En la parte central de las monedas se aprecia también la leyenda "PVA", "Plus Ultra", un guiño a la expansión marítima de la monarquía española.

La información se completa con tres dígitos (707) situados en la parte inferior de los pilares, una referencia al año en que se acuñaron las monedas: 1707, justo antes de que el San José se hundiese en el Caribe.

¿Por qué es importante? Porque todos esos datos son pistas que ayudan a comprender mejor el yacimiento y las circunstancias en las que zozobró el galeón que allí descansa. "Desentrañar las características de las monedas ayuda a determinar la edad y procedencia del naufragio", recoge el artículo. "En primer lugar, establece un marco temporal: el hundimiento debió ocurrir después de 1707. Esto, junto con otras pruebas, como la presencia de porcelana china Kangxi e inscripciones en los cañones que datan de 1665, sugiere que el barco se hundió a comienzos del XVIII".

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"Corrobra la identificación". Las monedas dan pistas además sobre la ruta que debió de seguir el galeón hundido. "En el Virreinato del Perú, se registraron varias minas de oro, principalmente en Puno y Huamanga. Es probable que el material para acuñar las monedas se obtuviera de estas minas y se procesara en la Casa de la Moneda de Lima, que reanudó operaciones en 1683 y comenzó a acuñar oro en 1696", revelan los expertos en su estudio.

Todas esas evidencias, sumadas a lo que ya saben los historiadores sobre la historia colonial, les lleva a una conclusión rotunda: "El conjunto de pruebas corrobora la identificación del naufragio como el galeón San José, una hipótesis que se baraja desde su hallazgo en 2015".

"El único barco". "El descubrimiento de macuquinos creados en 1707 en la Casa de la Moneda de Lima apunta a una embarcación que navegó por la ruta de Tierra Firme a principios del siglo XVIII. El galeón San José es el único barco que cumple con estas características", zanjan los expertos, que reivindican el valor de las monedas como "artefactos cruciales" para datar y comprender mejor yacimientos, sobre todo aquellos relacionados con naufragios.

"Sirven como valiosos depósitos de información histórica, especialmente al examinar casos relacionados con la Flota de Tierra Firme, que conectó España con el Virreinato del Perú entre el XVI y comienzos del XVIII".

¿Misterio zanjado? No. Queda pendiente una de las mayores incógnitas que envuelven al pecio del San José: ¿Cuál será su futuro? Su enorme valor histórico y patrimonial lo ha situado en los últimos años en el centro de una intensa batalla por sus derechos. Colombia ha mostrado su interés en el pecio, España dio en su día también un paso al frente y como telón de fondo están las reclamaciones de la empresa que asegura haber descubierto el pecio, la comunidad indígena de Qhara Qhara, que exige derechos sobre el tesoro, y los expertos que piden dejar el naufragio tal y como está.

Imágenes | Wikipedia y Presidencia de la República-Colombia

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