Cobran por estabilizar la red, pero el día clave no actuaron: el silencio sobre quién falló realmente en el apagón

Publicado el 19/06/2025 por Diario Tecnología
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Cobran por estabilizar la red, pero el día clave no actuaron: el silencio sobre quién falló realmente en el apagón

A las 12:33 del 28 de abril, el sistema eléctrico peninsular colapsó. Cero tensión. Cero electricidad. En cuestión de segundos, millones de personas quedaron sin suministro. La luz volvió en horas, pero la opacidad sigue. ¿Quién falló? ¿Por qué las centrales eléctricas que cobraban por mantener la estabilidad no actuaron cuando más se las necesitaba? El informe oficial lo detalla con tecnicismos. Las empresas implicadas se amparan en la confidencialidad. Pero los datos revelan una verdad incómoda: cuando todo se apagó, muchos no estaban donde debían.

Cobran por estabilizar. Pero aquí nadie actúo. El tema es que el mercado eléctrico español, ciertas centrales convencionales —nucleares, de gas y carbón— reciben pagos adicionales por estar disponibles para estabilizar la tensión cuando hay desequilibrios. El días del apagón varias estaban programas, pero, según el informe, muchas de ellas estaban indisponibles por tareas mantenimiento, recargas o averías, justo cuando el sistema más las necesitaba.

El sistema aviso. Los días 22 y 24 de abril ya se registraron oscilaciones anómalas en la tensión. El día 28, la situación se agravó: dos grandes oscilaciones —una rápida y otra lenta— desestabilizaron la red por completo. Desde el documento de Red Eléctrica, el epicentro fue una planta fotovoltaica en Badajoz, que osciló sin control. Desde ahí, la tensión se derrumbó en cascada. Algunas centrales intentaron acoplarse, pero no llegaron a tiempo. El sistema cayó en 30 segundos.

En la parte más estructural. Cada gran eléctrica tiene su propia estrategia de respaldo: Endesa apuesta por la nuclear, Naturgy por el gas, Iberdrola por la hidráulica. Pero todas comparten algo en común: las centrales que dan estabilidad al sistema están en manos de los mismos actores que dominan el mercado eléctrico tradicional. Lo preocupante no es que cobren por estar disponibles para actuar, sino que, cuando no lo hacen, no hay consecuencias claras. El informe oficial reconoce que la información fue confidencial, el acceso voluntario y que la mayoría de empresas no permitió difundir sus datos. Sin responsables, sin sanciones, sin reforma.

Todos se culpan, nadie responde. Lo que ha seguido es una cadena de reproches: el Gobierno culpa a Red Eléctrica; Red Eléctrica culpa a las eléctricas; las eléctricas culpan al Gobierno y a Red Eléctrica. Y mientras tanto, la ciudadanía sigue sin saber qué empresa incumplió su deber en uno de los momentos más críticos para el sistema eléctrico.

Un patrón que se repite. Como ha señalado Eloy Sanz, el profesor e investigador de la Universidad Rey Juan Carlos, en sus redes sociales las grandes eléctricas maximizan beneficios según su conveniencia tecnológica. Las renovables, que deberían liderar la transición, son subordinadas o utilizadas como coartada. El resultado: un sistema vulnerable, sin rendición de cuentas.

Una conclusión inevitable. El informe propone algunas medidas técnicas y recomendaciones al Consejo de Seguridad Nacional. Pero no exige sanciones ni identifica responsables. Tampoco hay ninguna medida clara para forzar a las empresas a hacer públicos sus fallos. Ni siquiera se plantea una reforma de los mecanismos de confidencialidad.

Una cosa queda clara: el 28A no fue solo un apagón eléctrico. Fue también un apagón de responsabilidad.

Imagen | PXHere

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