¿Por qué los disquetes tenían exactamente 1,44 MB de capacidad de almacenamiento?

¿Recuerdas el sonido característico de un disquete de 3,5 pulgadas insertándose en la unidad? ¿Ese pequeño clic que anunciaba el inicio de una sesión de trabajo, el guardado de un documento crucial o la instalación de un juego emocionante? Para muchos, este dispositivo representa una era dorada de la informática personal, un símbolo tangible de cómo solíamos interactuar con nuestros datos. Pero más allá de la nostalgia, hay una pregunta técnica que ha intrigado a entusiastas y curiosos durante décadas: ¿por qué los disquetes tenían exactamente 1,44 MB de capacidad de almacenamiento? Esta cifra, aparentemente arbitraria, esconde una fascinante historia de ingeniería, estándares de la industria y, en ocasiones, convenciones de marketing que definieron el paisaje tecnológico de su tiempo.

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