Tu iPhone lleva años preparado, pero quizás tu coche o tu alarma no: España activa el plan para apagar el 2G y 3G

En un mundo que avanza a la velocidad de la luz digital, a menudo damos por sentadas muchas de las infraestructuras que hacen posible nuestra conectividad diaria. Mientras nuestros smartphones se actualizan anualmente con procesadores más potentes y cámaras más nítidas, una silenciosa pero profunda transformación se está gestando en las entrañas de nuestras redes de telecomunicaciones. España, en sintonía con otros países europeos, ha iniciado el plan para el apagado progresivo de las redes móviles 2G y 3G. Una decisión que, si bien es un paso lógico hacia el futuro, trae consigo una serie de desafíos inesperados para dispositivos y servicios que confiaban en estas tecnologías, quizás sin que sus propietarios tuvieran la más mínima sospecha.

La mayoría de los usuarios con teléfonos inteligentes modernos probablemente no notarán diferencia alguna. Sus dispositivos están equipados con compatibilidad para 4G y 5G, y sus llamadas ya se realizan, en gran medida, a través de VoLTE (Voz sobre LTE), un sistema que no depende de las redes antiguas. Sin embargo, detrás de la aparente normalidad, se esconde una realidad compleja: miles de sistemas de alarma, vehículos con servicios de emergencia integrados, contadores inteligentes y una plétora de dispositivos del internet de las cosas (IoT) dependen críticamente de las redes 2G y 3G. Este apagón no es solo un avance tecnológico; es una llamada de atención para la preparación y la adaptación, tanto a nivel individual como empresarial.

El ocaso de una era: ¿por qué se apagan el 2G y el 3G?

Tu iPhone lleva años preparado, pero quizás tu coche o tu alarma no: España activa el plan para apagar el 2G y 3G

Para entender la necesidad de esta desconexión, es fundamental mirar hacia atrás y comprender la evolución de las redes móviles. El 2G, lanzado comercialmente a principios de los años 90, revolucionó la comunicación con la digitalización de la voz y la introducción de los SMS. Fue una era de conexiones básicas pero robustas, perfectas para la comunicación persona a persona. A finales de los 90 y principios de los 2000, llegó el 3G, abriendo las puertas al internet móvil con velocidades que permitían navegar por la web, enviar correos electrónicos e incluso realizar videollamadas, aunque con limitaciones evidentes si las comparamos con los estándares actuales. Estas tecnologías marcaron hitos fundamentales en la historia de las telecomunicaciones, sentando las bases de lo que hoy conocemos.

Sin embargo, el tiempo no perdona, y la tecnología tampoco. La llegada del 4G (LTE) y, más recientemente, el 5G, ha introducido capacidades de velocidad, latencia y eficiencia de espectro muy superiores. El espectro radioeléctrico es un recurso finito y valioso. Mantener operativas redes 2G y 3G, con su menor eficiencia espectral, implica dedicarles una porción de ese espectro que podría ser utilizada de manera mucho más productiva por las tecnologías más avanzadas. Además, la infraestructura de las redes antiguas requiere un mantenimiento constante y costoso. Operadores como Telefónica, Vodafone y Orange invierten sumas considerables en mantener torres, equipos y licencias de espectro para sistemas que son cada vez menos utilizados para la comunicación principal de los consumidores.

La decisión de apagar estas redes es, por tanto, una cuestión de optimización de recursos y de progreso. Permite a los operadores liberar espectro para desplegar y mejorar las redes 4G y 5G, ofreciendo a los usuarios finales y a las empresas una experiencia de conectividad mucho más rica y capaz de soportar las demandas del futuro, como el IoT masivo, la inteligencia artificial y las aplicaciones de realidad virtual y aumentada. En mi opinión, es una evolución natural e inevitable, aunque no exenta de complejidades. Es un paso necesario para que España no se quede atrás en la carrera tecnológica global y para aprovechar al máximo las oportunidades que brindan las redes de nueva generación.

Impacto inesperado: más allá de los teléfonos antiguos

Aunque la noticia del apagón 2G/3G pueda sonar técnica y lejana, sus ramificaciones son sorprendentemente amplias. La inmensa mayoría de los usuarios de smartphones modernos, como se mencionó, apenas notarán el cambio. Sus dispositivos están diseñados para operar en 4G y 5G, y automáticamente se conectarán a estas redes para datos y llamadas (VoLTE). Sin embargo, el problema radica en aquellos dispositivos que no son teléfonos inteligentes o que, siéndolo, son de generaciones muy antiguas o de gama muy baja que solo soportaban 2G o 3G. Estos últimos podrían perder la capacidad de conectarse a internet o, en el caso más extremo, de realizar y recibir llamadas si no soportan VoLTE.

El desafío de los dispositivos de internet de las cosas (IoT)

Es en el vasto y a menudo invisible universo del internet de las cosas donde el impacto se hace realmente palpable. Muchos dispositivos IoT, diseñados para ser eficientes energéticamente y con bajas necesidades de ancho de banda, fueron instalados hace años utilizando módulos de comunicación 2G o 3G debido a su robustez, cobertura y menor coste en su momento. La desconexión de estas redes pone en jaque la funcionalidad de millones de estos aparatos.

  • Alarmas de seguridad: Un gran número de sistemas de alarma domésticos y empresariales utilizan módulos 2G o 3G para comunicar incidencias a centrales receptoras o directamente a los propietarios. Si estos módulos no se actualizan a 4G (LTE-M o NB-IoT, variantes de 4G optimizadas para IoT) o 5G, dejarán de funcionar, comprometiendo la seguridad de hogares y negocios. Considero que este es uno de los puntos más críticos, ya que la seguridad no es algo que se deba dejar al azar. Los usuarios deben ser proactivos y contactar a sus proveedores de seguridad.
  • Coches conectados (eCall): Los vehículos fabricados y comercializados en la Unión Europea a partir de abril de 2018 están obligados a incorporar el sistema eCall, que realiza una llamada automática de emergencia al 112 en caso de accidente grave. Esta normativa ya exige la compatibilidad con 4G. Sin embargo, muchos coches anteriores a esa fecha y algunos sistemas de terceros instalados después, podrían depender de la conectividad 2G o 3G para su funcionamiento. Un sistema eCall inoperativo podría tener consecuencias graves en situaciones de emergencia. Más información sobre la normativa eCall de la UE aquí.
  • Contadores inteligentes: Un porcentaje significativo de contadores de electricidad, agua o gas, instalados para la telelectura, utilizan redes 2G/3G para enviar datos de consumo. Su desconexión requerirá actualizaciones o reemplazos masivos por parte de las empresas distribuidoras.
  • Terminales de Punto de Venta (TPVs) móviles: Muchos datáfonos portátiles, utilizados en comercios o por profesionales a domicilio, se conectan a través de 2G o 3G. Si no son compatibles con 4G o Wi-Fi, dejarán de operar, afectando directamente la capacidad de aceptar pagos.
  • Localizadores GPS: Dispositivos de seguimiento para vehículos, mascotas, flotas de transporte o incluso personas mayores, a menudo se basan en 2G/3G por su bajo consumo y buena cobertura. Su funcionalidad se verá seriamente afectada.

La heterogeneidad y el vasto número de estos dispositivos hacen que el apagón no sea un simple cambio técnico, sino un verdadero reto logístico y de concienciación. La complejidad radica en la diversidad de fabricantes, la antigüedad de los equipos y la falta de información por parte de muchos usuarios sobre la tecnología subyacente de sus dispositivos. Resulta evidente que la comunicación proactiva por parte de los fabricantes y proveedores de servicios es esencial para evitar una interrupción masiva. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) es un organismo clave en la supervisión de estas transiciones.

El calendario español: cuándo y cómo sucederá

El apagado de las redes 2G y 3G en España no será un evento simultáneo, sino un proceso gradual y planificado que ya está en marcha. Los principales operadores de telecomunicaciones del país – Telefónica (Movistar), Vodafone y Orange – han establecido sus propias hojas de ruta, aunque con una coordinación implícita para asegurar una transición lo más suave posible.

Generalmente, el proceso comienza con la desconexión del 3G, que es la red más antigua que todavía maneja un volumen considerable de tráfico de datos, aunque cada vez menor. El 2G, aunque más antiguo, se mantiene a menudo más tiempo debido a su uso residual en dispositivos IoT y su excelente cobertura para llamadas de voz básicas, siendo una especie de "red de respaldo" para muchas comunicaciones críticas de baja demanda.

Vodafone España fue pionera en anunciar su plan, comenzando el apagado de su red 3G en 2023, con la previsión de completarlo para finales de 2024. Su plan para el 2G contempla un apagado posterior, hacia 2026. Movistar, por su parte, ha comunicado que espera completar la desconexión del 3G para 2025 y la del 2G para 2027. Orange también se suma a esta tendencia, con plazos similares que se extienden hasta mediados de la década. Es importante señalar que estas fechas son estimaciones y pueden variar ligeramente en función de la evolución técnica y la adopción por parte de los usuarios. Puedes consultar un desglose más detallado por operador aquí.

Este enfoque por fases es crucial para minimizar las interrupciones. Permite a los fabricantes y proveedores de servicios tener tiempo para actualizar sus dispositivos, y a los usuarios para reemplazar o adaptar sus equipos. Los operadores están realizando campañas de comunicación para informar a sus clientes, ofreciendo en algunos casos ofertas de migración a equipos más modernos. En mi opinión, la claridad y la transparencia en la comunicación son la piedra angular para que esta transición sea exitosa, evitando la incertidumbre y la confusión entre los afectados.

Preparándose para el futuro: ¿qué pueden hacer los usuarios y empresas?

Ante este escenario de cambio inminente, la proactividad es la mejor herramienta para evitar sorpresas desagradables. Tanto usuarios individuales como empresas deben tomar medidas para asegurar que sus dispositivos y servicios conectados sigan funcionando sin interrupciones una vez que las redes 2G y 3G dejen de estar operativas.

Verificación y actualización de dispositivos

El primer paso es identificar qué dispositivos en su hogar o negocio podrían estar dependiendo de las redes antiguas.

  • Usuarios finales:

    • Sistemas de alarma: Contacte a su proveedor de seguridad. Pregunte si su sistema utiliza 2G o 3G y si es compatible con 4G (LTE-M/NB-IoT) o si requiere una actualización o reemplazo del módulo de comunicación. No espere al último momento, ya que la seguridad es primordial.
    • Coches con eCall o servicios conectados: Si su vehículo fue fabricado antes de 2018, o si tiene un sistema telemático de terceros, consulte con el concesionario o el fabricante del sistema. Pregunte si su eCall es compatible con 4G o si se requiere alguna actualización de hardware o software. Noticias de cómo te afectará este apagado.
    • Dispositivos IoT personales: Si tiene localizadores GPS para mascotas, sistemas de riego inteligentes, cámaras de seguridad con conectividad móvil u otros gadgets que no se conecten por Wi-Fi, investigue su tecnología de comunicación. Consulte el manual o contacte al fabricante.
    • Teléfonos muy antiguos: Si aún utiliza un teléfono móvil muy básico o un smartphone de más de 8-10 años que no soporta 4G (LTE) y VoLTE, es momento de considerar su sustitución por un modelo más actual.
  • Empresas:

    • Flotas de vehículos: Si gestiona una flota de vehículos con sistemas de seguimiento, de gestión o eCall, realice un inventario y contacte a sus proveedores para planificar la migración a tecnologías 4G/5G.
    • Contadores inteligentes y TPVs: Las empresas de suministros y los comercios deben coordinarse con sus proveedores para la actualización de sus equipos.
    • Soluciones IoT a gran escala: Las empresas que han implementado soluciones IoT a gran escala (agricultura inteligente, ciudades inteligentes, logística) deben tener un plan de migración robusto y asegurar que sus dispositivos sean compatibles con las nuevas redes. La planificación con antelación es vital para evitar costes elevados y disrupciones.

El papel de los proveedores de servicios

Es crucial que los proveedores de servicios que utilizan la conectividad 2G/3G en sus productos y soluciones sean proactivos en la información y asistencia a sus clientes. Esto incluye ofrecer soluciones de actualización de hardware, programas de sustitución de dispositivos o incluso actualizaciones de firmware cuando sea posible. La transparencia y la disponibilidad de soporte técnico serán clave para gestionar esta transición de manera efectiva. En mi opinión, una buena estrategia de atención al cliente en este periodo marcará una diferencia significativa en la satisfacción del usuario y en la reputación de la empresa.

Mirando hacia adelante: la era 5G y más allá

Aunque el apagado de las redes 2G y 3G presenta desafíos temporales, es un paso fundamental hacia un futuro tecnológico más brillante y eficiente. La consolidación del espectro y los recursos en tecnologías 4G y 5G trae consigo una serie de beneficios sustanciales que transformarán la forma en que interactuamos con el mundo digital.

La red 5G, en particular, ofrece velocidades de descarga y subida exponencialmente mayores, una latencia ultrabaja (clave para aplicaciones críticas como la cirugía remota o los vehículos autónomos) y una capacidad masiva para conectar un número sin precedentes de dispositivos. Esto no solo mejora la experiencia del usuario de smartphones, sino que también habilita el verdadero potencial del internet de las cosas. La posibilidad de conectar miles de millones de sensores y dispositivos de manera eficiente y segura transformará industrias enteras, desde la agricultura de precisión hasta la logística inteligente y la salud conectada.

Además de las mejoras en rendimiento, las nuevas generaciones de redes son considerablemente más eficientes energéticamente por bit de información transmitido. Esto contribuye a reducir la huella de carbono de las telecomunicaciones, un aspecto cada vez más relevante en la lucha contra el cambio climático. Un ecosistema de red más moderno y consolidado también simplifica el mantenimiento y permite a los operadores concentrar sus inversiones en la innovación y el desarrollo de nuevos servicios. Este paso, aunque genera una fase de adaptación, es indiscutiblemente positivo para el progreso tecnológico de España y para su posicionamiento en la vanguardia digital. Conoce más sobre el despliegue del 5G en España.

Conclusión

El apagado de las redes 2G y 3G en España es un hito técnico y social que nos obliga a mirar más allá de la pantalla de nuestro móvil. Es un recordatorio de que la infraestructura invisible que sustenta nuestra vida digital está en constante evolución y que, a veces, esa evolución requiere dejar atrás tecnologías que, en su momento, fueron revolucionarias. Mientras tu iPhone (o tu smartphone Android moderno) probablemente ya esté listo para el futuro, es crucial que echemos un vistazo a esos dispositivos menos obvios que nos rodean: la alarma del hogar, el sistema de emergencia de nuestro coche, el contador de la luz.

La conciencia, la verificación y la preparación son las herramientas más poderosas para asegurar una transición sin sobresaltos. España está dando un paso necesario hacia un futuro más conectado, eficiente y sostenible, abriendo camino a la plena explotación del 4G y el 5G. La clave reside en la capacidad de adaptación de todos los implicados, desde los grandes operadores hasta el usuario final, para que este avance tecnológico se traduzca en beneficios reales para la sociedad en su conjunto.

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Diario Tecnología