Jon Hernández y la irrupción de la inteligencia artificial en el mundo laboral

<p>El debate sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el mercado laboral no es nuevo, pero las recientes declaraciones de Jon Hernández, reconocido divulgador en este campo, han añadido un matiz particularmente interesante y, para muchos, preocupante. Hernández ha afirmado con contundencia que "la primera ola afectará a los becarios", una sentencia que merece una reflexión profunda sobre sus implicaciones y el futuro que nos espera. Esta afirmación, lejos de ser una simple anécdota, nos obliga a confrontar una realidad inminente y a cuestionar la forma en que entendemos la entrada al mundo profesional y el desarrollo de habilidades en la era digital.</p>

<p>La inteligencia artificial ha trascendido los laboratorios de investigación para convertirse en una fuerza transformadora en todos los sectores. Desde la automatización de tareas repetitivas hasta la toma de decisiones complejas, su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos y aprender de ellos está redefiniendo los paradigmas productivos. Sin embargo, su despliegue masivo trae consigo incertidumbres significativas respecto al empleo. ¿Es la predicción de Hernández un campanazo de alarma justificado o una hipérbole más en el complejo discurso sobre la tecnología y el futuro?</p>

<h2>La controvertida predicción de Jon Hernández: los becarios en la primera línea</h2><img src="https://imagenes.20minutos.es/files/image_1920_1080/uploads/imagenes/2025/11/07/690def923b56f.jpeg" alt="Jon Hernández y la irrupción de la inteligencia artificial en el mundo laboral"/>

<p>La idea de que los becarios serán los primeros en sentir el embate de la inteligencia artificial puede parecer, a primera vista, contraintuitiva. Se podría pensar que los roles más rutinarios y menos cualificados son los más vulnerables. No obstante, la lógica detrás de la aseveración de Hernández tiene un fundamento sólido. Los becarios, por definición, suelen ocupar puestos de entrada donde se les asignan tareas que, si bien son esenciales para el funcionamiento de una empresa, a menudo implican la recopilación de datos, la organización de información, la redacción de informes estándar, la gestión de agendas o la asistencia en procesos estandarizados. Estas son, precisamente, las áreas en las que las herramientas de IA generativa y de automatización de procesos (RPA) han mostrado un avance más significativo.</p>

<p>Imaginemos una empresa donde un becario dedica horas a transcribir reuniones, resumir documentos, buscar información en bases de datos o preparar borradores iniciales de comunicaciones internas. Hoy en día, un algoritmo puede realizar estas funciones con una velocidad y precisión que superan con creces la capacidad humana, y a un coste marginal infinitamente menor. Un modelo de lenguaje avanzado puede generar resúmenes coherentes de extensos informes en segundos, una herramienta de RPA puede automatizar la entrada de datos o la gestión de correos electrónicos de forma incansable, y los asistentes virtuales con IA pueden organizar calendarios o responder preguntas frecuentes de manera eficiente. En este contexto, mi opinión es que la ventaja competitiva de la IA en estas tareas se vuelve innegable, empujando a las empresas a reevaluar la necesidad de personal para este tipo de labores.</p>

<p>Además, los becarios a menudo carecen del 'poder blando' o la experiencia necesaria para negociar sus roles o para adaptarse rápidamente a cambios significativos en sus funciones, a diferencia de empleados con más antigüedad. Su posición es inherentemente más precaria, lo que los convierte en un segmento especialmente vulnerable a los ajustes impulsados por la eficiencia tecnológica. La "primera ola", como la denomina Hernández, parece apuntar a la base de la pirámide laboral, no porque sea la menos inteligente, sino porque sus funciones son las más susceptibles de ser replicadas o asistidas por máquinas de manera costo-efectiva. Este escenario nos obliga a considerar cómo las nuevas generaciones accederán al mercado de trabajo si las puertas de entrada tradicionales comienzan a cerrarse o a transformarse radicalmente.</p>

<h2>El panorama actual de la inteligencia artificial y su capacidad de transformación</h2>

<p>Para entender la magnitud de esta afirmación, es crucial reconocer el vertiginoso avance de la IA en los últimos años. La evolución del <em>machine learning</em>, el procesamiento del lenguaje natural (PLN) y la visión por computador ha permitido la creación de herramientas increíblemente sofisticadas. Los modelos de lenguaje grandes (LLM) como GPT-4 o Gemini ya no solo son capaces de generar texto coherente, sino de comprender contextos, traducir, resumir, e incluso escribir código o crear contenido creativo. Esto tiene implicaciones directas en profesiones que antes se consideraban exclusivas del intelecto humano.</p>

<p>Herramientas como <a href="https://openai.com/chatgpt/" target="_blank">ChatGPT</a>, <a href="https://bard.google.com/" target="_blank">Google Bard (ahora Gemini)</a> o Midjourney, para la generación de imágenes, son solo la punta del iceberg. Plataformas de automatización de procesos robóticos (RPA) como UiPath o Automation Anywhere están transformando departamentos enteros, desde finanzas hasta recursos humanos, al automatizar tareas rutinarias basadas en reglas. En mi opinión, subestimar estas capacidades sería un error. No estamos hablando de futurismo, sino de tecnologías que ya están siendo implementadas a gran escala en diversas industrias. Para un análisis más profundo sobre las herramientas que ya están impactando el mercado, recomiendo explorar <a href="https://www.forbes.com/advisor/business/ai-tools/" target="_blank">listas de las principales herramientas de IA para empresas</a>, lo cual ofrece una perspectiva clara de su utilidad actual.</p>

<p>La velocidad con la que estas tecnologías maduran y se vuelven accesibles es asombrosa. Lo que hace cinco años era una quimera tecnológica, hoy es una herramienta de uso común. Esta democratización de la IA significa que pequeñas y medianas empresas también pueden acceder a soluciones de automatización que antes eran exclusivas de grandes corporaciones. Esto acelera la "ola" que menciona Hernández, haciendo que el impacto se sienta de manera más transversal y rápida de lo que muchos expertos preveían inicialmente. La capacidad de la IA para aprender y adaptarse también significa que no solo automatiza lo que ya existe, sino que puede identificar patrones y optimizar procesos de formas que un humano tardaría mucho más en descubrir, o simplemente no podría.</p>

<h2>Más allá de los becarios: ¿quiénes serán los siguientes?</h2>

<p>Si bien Jon Hernández pone el foco en los becarios como la primera línea de impacto, es vital comprender que este es solo el comienzo. La IA no se detendrá ahí. Una vez que las empresas integren estas herramientas y optimicen sus procesos iniciales, la lógica de la eficiencia impulsará la automatización hacia niveles superiores de la jerarquía laboral. ¿Quiénes podrían ser los siguientes en la "ola" o en las subsiguientes?</p>

<h3>Roles con tareas repetitivas y de bajo valor añadido</h3>
<p>Más allá de los becarios, muchos roles administrativos, de soporte al cliente de primer nivel, y ciertos analistas de datos junior se encuentran en una posición similar de vulnerabilidad. La transcripción de llamadas, la clasificación de correos electrónicos, la generación de informes con datos preestablecidos o la asistencia en consultas rutinarias son tareas que la IA ya domina. Las plataformas de atención al cliente basadas en IA, por ejemplo, ya resuelven un porcentaje significativo de las consultas sin intervención humana, liberando a los agentes para problemas más complejos y, en algunos casos, reduciendo la necesidad de un gran equipo de soporte.</p>

<h3>Profesionales de contenido y marketing digital</h3>
<p>Aunque la creatividad humana sigue siendo insustituible en su esencia, la IA está demostrando una sorprendente capacidad para generar borradores de contenido, escribir artículos de blog optimizados para SEO, crear copys para redes sociales y diseñar campañas de marketing basadas en análisis de datos. Roles como redactores de contenido de bajo nivel, community managers centrados en publicaciones programadas o especialistas en SEO puramente técnico podrían ver sus funciones significativamente alteradas. La IA puede analizar tendencias, generar ideas de contenido y optimizar la distribución de una manera que excede la capacidad humana individual. Sin embargo, considero que la visión estratégica, la empatía y la capacidad de conectar emocionalmente con una audiencia seguirán siendo dominios humanos, al menos por ahora.</p>

<h3>Analistas y procesadores de datos</h3>
<p>Aquellos profesionales cuya principal función es recopilar, limpiar y estructurar grandes volúmenes de datos, o realizar análisis predictivos basados en algoritmos existentes, también podrían verse afectados. La IA y el <em>machine learning</em> pueden automatizar gran parte de este proceso, identificando patrones y anomalías con mayor rapidez y precisión. Esto no significa la eliminación del analista, sino una transformación de su rol hacia tareas de mayor valor: interpretación de resultados, formulación de hipótesis complejas y comunicación estratégica. Los profesionales deberán pasar de ser meros ejecutores a ser arquitectos y curadores de la información.</p>

<p>La clave de la vulnerabilidad reside en la naturaleza de las tareas. Si una tarea es repetitiva, predecible, basada en reglas claras o implica el procesamiento de grandes volúmenes de datos estructurados, es un candidato ideal para la automatización. El "mito" de que solo los trabajos manuales serían afectados por la automatización ha sido desmantelado por la IA, que ahora incursiona profundamente en el ámbito cognitivo.</p>

<h2>Resistencia y adaptación: estrategias para profesionales y empresas</h2>

<p>Ante este panorama, la inacción no es una opción. Tanto individuos como organizaciones deben adoptar estrategias proactivas para navegar la era de la IA. La resistencia al cambio puede ser natural, pero la adaptación y el aprendizaje continuo son imperativos.</p>

<h3>Reorientación profesional y desarrollo de nuevas habilidades</h3>
<p>Para los profesionales, la respuesta a la automatización no es competir directamente con la IA en velocidad o capacidad de procesamiento, sino complementarla. Esto significa enfocarse en habilidades que la IA aún no puede replicar de manera efectiva: la creatividad, el pensamiento crítico, la resolución de problemas complejos, la inteligencia emocional, la empatía, la negociación y la toma de decisiones éticas. El <i>upskilling</i> (mejorar habilidades existentes) y el <i>reskilling</i> (aprender habilidades completamente nuevas) se vuelven esenciales. Plataformas de educación en línea como Coursera, edX o LinkedIn Learning ofrecen innumerables cursos en ciencia de datos, programación, gestión de proyectos con metodologías ágiles o habilidades blandas. Sugiero a quienes se sienten inquietos por el futuro de su empleo que exploren programas de <a href="https://www.coursera.org/browse/data-science" target="_blank">formación en ciencia de datos e inteligencia artificial</a>, ya que estas áreas no solo son demandadas, sino que también equipan a los profesionales para trabajar *con* la IA, no contra ella.</p>

<p>La capacidad de ser "alfabetizado en IA" es decir, comprender cómo funciona la IA, sus limitaciones y sus potenciales usos, será tan importante como la alfabetización digital en general. No se trata de convertirse en un experto en IA, sino de ser capaz de interactuar con ella, formularle las preguntas adecuadas y evaluar críticamente sus resultados. En mi opinión, esta es la habilidad más valiosa que podemos cultivar en los próximos años.</p>

<h3>El rol de las empresas ante la automatización</h3>
<p>Las empresas tienen una responsabilidad dual. Por un lado, deben invertir en tecnología de IA para mantener su competitividad y eficiencia. Por otro, deben asumir un compromiso ético y estratégico con sus empleados. Esto implica:</p>
<ul>
    <li>**Inversión en formación:** Las empresas deben ofrecer programas de capacitación que permitan a sus equipos adquirir las nuevas habilidades necesarias para trabajar con IA, o reorientarse hacia roles de mayor valor añadido.</li>
    <li>**Reestructuración de equipos:** La IA no siempre reemplaza, a menudo transforma roles. Las empresas deben ser creativas en la redefinición de puestos de trabajo, permitiendo que la IA se encargue de las tareas repetitivas y liberando a los humanos para funciones que requieran juicio, creatividad o interacción social compleja.</li>
    <li>**La IA como herramienta de mejora:** Ver la IA no solo como un coste a reducir, sino como una herramienta para potenciar la productividad y la capacidad innovadora de los empleados. La colaboración humano-IA puede llevar a resultados que ninguna de las partes podría lograr por sí sola.</li>
</ul>

<h3>Políticas públicas y el futuro del trabajo</h3>
<p>Finalmente, los gobiernos y las instituciones públicas desempeñan un papel crucial. La implementación de la IA a gran escala requerirá marcos regulatorios que aborden cuestiones éticas, de privacidad y de equidad laboral. Se necesitarán políticas que impulsen la educación y la formación continua a nivel nacional, y que quizás exploren modelos de seguridad social alternativos, como la renta básica universal, para mitigar el impacto en aquellos que no puedan reinsertarse fácilmente. La discusión sobre el futuro del trabajo no puede ser solo empresarial; debe ser una conversación social y política que asegure una transición justa y equitativa para todos.</p>

<h2>Una visión crítica y matizada: ¿es el apocalipsis laboral inminente?</h2>

<p>Si bien la advertencia de Jon Hernández es pertinente y nos invita a la reflexión, es fundamental evitar el pánico. La historia de la tecnología nos ha demostrado que, si bien la innovación destruye empleos antiguos, también crea nuevos roles y oportunidades, a menudo imprevisibles. La introducción del ordenador personal, el internet o la telefonía móvil, por ejemplo, generó industrias y profesiones enteras que no existían antes. Es cierto que esta vez el ritmo parece ser más acelerado y el alcance más global, pero las dinámicas fundamentales de adaptación humana no han cambiado.</p>

<p>La IA, en muchos casos, no reemplaza a los humanos, sino que actúa como una poderosa herramienta de asistencia. Un abogado puede usar IA para revisar miles de documentos legales en minutos; un médico, para diagnosticar enfermedades con mayor precisión; un diseñador, para generar múltiples prototipos rápidamente. Esto no elimina al profesional, sino que amplifica su capacidad, permitiéndole concentrarse en el juicio crítico, la estrategia y la interacción personal. Se trata de una "hibridación" de roles, donde la colaboración entre humanos y máquinas se convierte en la norma.</p>

<p>Además, es importante recordar que existen límites inherentes a la IA, al menos con la tecnología actual. Las máquinas carecen de conciencia, empatía genuina, intuición en el sentido humano, y la capacidad de experimentar y comprender la vida. Las profesiones que dependen en gran medida de estas cualidades humanas (psicólogos, coaches, artistas, educadores, cuidadores) son inherentemente más resistentes a la automatización. La IA es excelente para procesar datos y seguir patrones, pero la creatividad pura, la innovación disruptiva que desafía los patrones existentes, y la comprensión profunda de la experiencia humana, aún son dominios humanos.</p>

<p>Mi opinión es que debemos adoptar un optimismo cauteloso. Reconocer los desafíos es el primer paso para prepararse. Pero también debemos mantener la fe en la capacidad humana de adaptación y en el poder de la innovación para crear un futuro mejor, no solo diferente. El Foro Económico Mundial regularmente publica informes sobre el futuro del trabajo que ofrecen una perspectiva equilibrada sobre este tema, destacando tanto los riesgos como las oportunidades. Explorar el <a href="https://www.weforum.org/agenda/2023/05/future-of-jobs-2023-report-key-findings/" target="_blank">informe del Futuro de los Empleos</a> puede ofrecer datos valiosos para comprender mejor estas dinámicas a nivel global.</p>

<h2>Reflexiones finales y el camino a seguir</h2>

<p>La declaración de Jon Hernández sobre el impacto de la IA en los becarios es un recordatorio contundente de que el futuro del trabajo ya está aquí, y está evolucionando a una velocidad sin precedentes. No es un presagio de apocalipsis, sino una llamada a la acción. Para los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, significa que la adquisición de habilidades "blandas" y la capacidad de aprender y desaprender serán tan cruciales como los conocimientos técnicos. Para los profesionales establecidos, implica una necesidad de reinvención continua.</p>

<p>Para las empresas, la IA no es solo una oportunidad para la eficiencia, sino un desafío para rediseñar su fuerza laboral y sus modelos de negocio de manera ética e innovadora. Y para la sociedad en su conjunto, la conversación sobre la IA debe ir más allá de la tecnología, adentrándose en el ámbito de la ética, la educación y la política social. El objetivo no es detener el avance de la IA, lo cual es imposible y contraproducente, sino moldear su desarrollo y aplicación de una manera que beneficie a la mayor parte de la humanidad, creando un futuro donde la tecnología sea un potenciador de la prosperidad y el bienestar, y no una fuente de disrupción incontrolable.</p>

<p>En última instancia, el futuro laboral en la era de la IA no está preescrito. Es una página en blanco que estamos escribiendo colectivamente a través de nuestras decisiones, nuestras inversiones en educación, nuestra capacidad de adaptación y nuestra voluntad de colaborar. La clave residirá en nuestra habilidad para abrazar la IA no como un reemplazo, sino como un colaborador que nos permite elevarnos y enfocarnos en lo verdaderamente humano y valioso.</p>

<p>Para aquellos interesados en profundizar en las discusiones éticas y sociales que la IA plantea, la <a href="https://www.unesco.org/es/artificial-intelligence" target="_blank">UNESCO ofrece recursos valiosos</a> sobre la gobernanza y la ética de la inteligencia artificial, lo cual es fundamental para cualquier profesional o ciudadano preocupado por estas transformaciones.</p>
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