Las mejores historias de terror 'reales' que llegaron al cine

La línea que separa la ficción del terror real es, en ocasiones, tan delgada que apenas se percibe. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha sentido una fascinación mórbida por aquello que escapa a la lógica, por los eventos que se incrustan en la memoria colectiva no solo por su brutalidad, sino por la inexplicable sombra que proyectan. Cuando esas sombras se materializan en relatos supuestamente verídicos, su impacto se magnifica. Y si esos relatos, a su vez, encuentran su camino hacia la pantalla grande, el terror adquiere una dimensión completamente nueva, una resonancia que cala hondo en el espectador. No es solo el susto momentáneo, sino la inquietante reflexión de que "esto realmente le ocurrió a alguien".

Esta configuración de Windows 11 (que seguramente tienes activa) está restando años de vida a tu disco SSD

En la era digital actual, la velocidad y la eficiencia son pilares fundamentales para una experiencia informática satisfactoria. Los discos de estado sólido (SSD) se han consolidado como el estándar de almacenamiento preferido por su notable rapidez en comparación con los discos duros tradicionales (HDD). Sin embargo, la simple instalación de un SSD en su equipo con Windows 11 no garantiza que esté aprovechando todo su potencial ni, lo que es más importante, que esté prolongando su vida útil al máximo. De hecho, existe una configuración predeterminada en Windows 11, heredada de versiones anteriores y diseñada pensando en los antiguos HDD, que, sin que usted lo sepa, está sometiendo a su valioso SSD a un desgaste innecesario y constante, acortando su esperanza de vida.

Adiós requisitos mínimos: con este programa puedes instalar Windows 11 en cualquier PC (hasta en una lavadora)

Desde el lanzamiento de Windows 11, una de las mayores barreras para su adopción generalizada ha sido, sin duda, su estricta lista de requisitos mínimos. Microsoft elevó considerablemente la valla, exigiendo componentes específicos como el Módulo de Plataforma Segura (TPM) 2.0 y el arranque seguro (Secure Boot), además de procesadores de generaciones relativamente recientes. Esto dejó a millones de usuarios con equipos perfectamente funcionales, pero incapaces de acceder a las últimas características y mejoras del sistema operativo, condenándolos a la obsolescencia digital o a permanecer en Windows 10. La frustración era palpable, especialmente para aquellos que poseían máquinas potentes con apenas unos años de antigüedad. Parecía que la única opción era invertir en hardware nuevo, una perspectiva poco atractiva para muchos, tanto por el coste económico como por la preocupación medioambiental que genera el constante descarte de equipos electrónicos.