En un mundo cada vez más interconectado, la sombra de la ciberdelincuencia se cierne con una intensidad alarmante sobre naciones, empresas y ciudadanos.
Imagina esta situación: tu teléfono suena. Miras la pantalla y ves un número desconocido, quizás uno que incluso parece ser de tu misma ciudad o prefijo. Decides contestar, y un silencio inquietante te recibe por un instante, seguido de una voz pregrabada o, lo que es peor, una persona que comienza a presionarte sobre un supuesto problema con tu cuenta bancaria, un premio que has ganado o un servicio técnico que nunca solicitaste. En ese preciso momento, acabas de entrar en contacto con una de las amenazas más persistentes y molestas de la era digital: la robollamada.
Vivimos en una era donde la tecnología se entrelaza de forma inextricable con cada faceta de nuestra existencia. Desde pedir comida hasta gestionar nues