La curiosa estrategia automovilística de Steve Jobs: seis meses sin matrícula y sin multas

Pocos nombres en la historia reciente han resonado con la misma fuerza, misticismo y controversia que el de Steve Jobs. Cofundador de Apple, visionario de la tecnología y un personaje de singular personalidad, Jobs dejó un legado que trasciende los productos que creó. Su vida estuvo llena de anécdotas que, lejos de ser meros chismorreos, a menudo revelaban facetas profundas de su filosofía y su manera de entender el mundo. Entre estas historias, una de las más peculiares, y que aún hoy genera fascinación, es su particular relación con los automóviles. No se trataba de una colección exótica o de una pasión por la velocidad, sino de un hábito que desafiaba las convenciones: Jobs cambiaba de coche cada seis meses y, lo más sorprendente, circulaba sin matrícula, sin recibir jamás una multa. ¿Cómo era esto posible? ¿Una excentricidad más de un genio o la astuta explotación de una laguna legal?