En un mundo donde la frontera entre la realidad militar y la especulación futurista se desdibuja con una velocidad alarmante, China ha vuelto a captar la
Japón, una nación que a menudo es sinónimo de innovación tecnológica, eficiencia y una ética de trabajo impecable, se encuentra una vez más en el centro
La intersección entre la innovación tecnológica y la preservación artística nunca ha sido tan polémica como en la era de la inteligencia artificial gener
El mundo de la tecnología rara vez deja de sorprendernos. Cuando creemos que una tendencia está completamente consolidada o que una tecnología ha sido relegada al olvido, un giro inesperado nos obliga a reconsiderar nuestras predicciones. Este es precisamente el caso de un fenómeno reciente que ha tomado a muchos por sorpresa, especialmente en el Lejano Oriente. La inminente «muerte» de Windows 10, la versión del sistema operativo de Microsoft que ha acompañado a millones de usuarios durante casi una década, ha desatado una reacción tan peculiar como fascinante en Japón: una auténtica fiebre por la compra de lectores de Blu-ray para PC. ¿Por qué una tecnología que muchos consideran anticuada, o al menos nicho, experimentaría tal resurgimiento en un mercado tan avanzado tecnológicamente como el japonés, y justamente ahora, ligado al final de un sistema operativo? Esta es una pregunta que merece un análisis profundo, explorando desde los hábitos de consumo cultural japoneses hasta las implicaciones del fin de soporte de Windows 10, y el fascinante contraste entre la preferencia por lo físico y la omnipresencia de lo digital.
Imaginemos por un instante la siguiente escena: un dron surcando el cielo nipón, no para entregar paquetes o filmar paisajes, sino para custodiar, con un