Una familia quiso vivir solo con paneles solares, agua de pozo y un huerto hasta que Italia le quitó a sus hijos
La búsqueda de una vida más sencilla, conectada con la naturaleza y desprendida de las ataduras del consumo moderno, resuena cada vez con más fuerza en la sociedad actual. Millones de personas en todo el mundo fantasean con la idea de la autosuficiencia, de cultivar su propio alimento, generar su energía y vivir al ritmo que marcan las estaciones, lejos del bullicio urbano y las presiones económicas. Es un sueño seductor, casi ancestral, que promete libertad y armonía. Sin embargo, la realidad de este ideal choca a menudo con las complejidades de un sistema legal y social que no siempre está preparado para abrazar estilos de vida alternativos. Este es el relato de una familia que, movida por esta aspiración de autonomía radical en el corazón de Italia, se encontró en una dolorosa encrucijada con el Estado, perdiendo a sus hijos en un conflicto que subraya la delicada tensión entre la libertad individual, la visión parental y la protección infantil.