Un gran banco pilla a 1.000 empleados que teletrabajaban pero no usaban el ordenador lo suficiente. Los ha despedido a todos
Publicado el 18/09/2025 por Diario Tecnología Artículo original
Lo que comenzó como una denuncia sindical en Brasil se ha convertido en uno de los casos de estudio más crudos sobre la vigilancia en el teletrabajo. Itaú, el mayor banco de Brasil, ha despedido a cerca de 1.000 empleados que trabajaban en un modelo híbrido. El motivo ya no es un vago "bajo rendimiento", sino el resultado de meses de monitorización digital exhaustiva, con métricas que ahora salen a la luz y que han encendido un debate sobre la confianza, la productividad y los límites del bossware.
Dos listas. En una investigación que ha publicado Bloomberg, la cúpula directiva del banco contaba con dos listas en su poder. Por un lado, tenían reflejados los empleados que habían incumplido las políticas de teletrabajo y otra con aquellos cuya actividad estaba por debajo de la media. El resultado de todo esto ha sido finalmente el despido masivo.
Versión del banco. Por el lado de Itaú, lejos de ocultar los métodos usados, han defendido su postura. En un comunicado han confirmado que los empleados habían aceptado a ser monitorizados en sus puestos a distancia, incluyendo el uso de software, videollamadas y formaciones. Todo recogido en un documento interno.
Y para seguir defendiéndose, la entidad ha puesto sobre la mesa para justificar su drástica decisión. Los datos proporcionados apuntan a que algunos de los empleados despedidos solo estaban conectados un 20% de su jornada laboral, frente a la media del 75% registrada en todo el banco. Pero para ellos lo más 'cabreante' es el hecho de que algunos empleados se habían anotado diferentes horas extra mientras la monitorización demostraba que no estaban trabajando en esos momentos.
Para el banco, este comportamiento era "incompatible con nuestros principios de confianza, que son innegociables".
Autonomía responsable. El seguimiento no fue algo improvisado. La recopilación de datos comenzó en enero, aunque la decisión de los despidos se basó en la información de los últimos cuatro meses. Con esta medida, Itaú asegura que busca mejorar el trabajo híbrido bajo un principio que han denominado "autonomía responsable".
En este caso apuntan a que los empleados que no están presencialmente en la oficina deben estar 'comprometidos' con la empresa y cumplir con la jornada que está marca.
La posición de los empleados. No dudan de mostrar su sorpresa ante la decisión que ha tomado la compañía. Varios empleados despedidos, en declaraciones anónimas a Bloomberg, han mostrado la perplejidad. Algunos habían recibido ascensos y evaluaciones de productividad muy positivas recientemente. Y el hecho de que días después se comunique el despido la verdad es que puede dejar frío a cualquiera.
Aquí es donde la simple métrica de la actividad de teclado y ratón muestra sus limitaciones. Los trabajadores explican que sus puestos, en ocasiones exigían largos periodos sin interacción digital directa como el ejecutar código o realizar tareas de análisis que no requieren de un clic constante. Otros afirman haber cumplido e incluso superado sus objetivos, a pesar de que la actividad pareciera intermitente.
Incluso, algunos jefes directos habrían confesado a sus subordinados que el despido no estaba relacionado con su rendimiento laboral, apuntando a una decisión corporativa basada en estas nuevas y opacas métricas de actividad.
El sindicato. Aparte de los trabajadores, el 'Sindicato dos Bancários' también ha querido intervenir en esta situación. No solo han denunciado la medida como una 'vigilancia abusiva', sino que también critica la total falta de transparencia. Esto hace que se planteen presentar una demanda contra el banco para que se readmita a los trabajadores.
Según las propias declaraciones de Maikon Azzi, secretario general del sindicato y empleado del banco, recogidas por Europa Press, la decisión unilateral es inaceptable para ellos:
"Incluso con seis meses de seguimiento, no hubo ningún intento de diálogo por parte del banco, ninguna advertencia, ninguna retroalimentación, ninguna otra señal para una conducta correctiva, y ni siquiera una oportunidad para que los empleados se defendieran".
Una tendencia. Este caso pone de manifiesto una tendencia en el sector. En Brasil, cerca del 70% de los empleados de banca trabajan en remoto o en un modelo híbrido. Itaú, con un 60% de su plantilla en esta modalidad, ha marcado un precedente que podría ser replicado. La batalla legal que se avecina no solo decidirá el futuro de mil empleados, sino que podría sentar las bases sobre hasta qué punto una empresa puede vigilar a sus trabajadores en la era de la oficina distribuida.
Fácilmente falseable. Tras la pandemia, el teletrabajo comenzó a popularizarse en el mundo laboral y Microsoft Teams comenzó a ser protagonista de muchos ordenadores. Una herramienta que era usada por las empresas para monitorizar si un empleado estaba trabajando o no gracias a los estados del trabajador. Todo porque si un trabajador se tiraba un tiempo sin mover el ratón o sin teclear se pasaba el estado de 'disponible' a 'ausente'.
Ante esto surgieron diferentes programas para poder automatizar movimientos de ratón y teclado para que se siguiera registrando presencialidad mientras no se estaba delante del ordenador. Y es que como puede ocurrir en la oficina presencial no siempre se está tecleando en el ordenador o incluso muchas personas para hacer un trabajo marcado no requieren la misma cantidad de tiempo.
Imágenes | May Gauthier
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